25 de julio de 2014

“POR EL MANGLAR Y EL MAR, PUEBLOS EN LA LUCHA”

RESISTIENDO SU MERCANTILIZACIÓN Y DESTRUCCIÓN

Geodisio Castillo

Pescando, gracias al manglar de Yandub-Nargana. Foto: Gubiler

Los pueblos y comunidades del manglar, como los gunas y otros pueblos hermanos que también viven en las costas tienen un estrecho vínculo con los manglares, con la pesca y con los mares. Manglares y mares son elementos costeros marinos que están totalmente entrelazados a la vida de los pueblos de las costas e islas. Para hacer conciencia el 26 de julio el lema para la celebración del Día Internacional para la Defensa del Ecosistema Manglar es: “Por el manglar y el mar, pueblos en la lucha”, Resistiendo su mercantilización y destrucción.

Un poco de historia. La celebración de este día tiene sus orígenes en 1998, cuando comunidades de usuarios ancestrales de los manglares de Ecuador, unieron esfuerzos junto a organizaciones ambientalistas y sus representantes de Guatemala, Honduras, Colombia y Estados Unidos, la prensa nacional e internacional así como la tripulación del barco “Guerrero del Arcoíris” de GreenPeace. La acción buscaba restablecer la dinámica del manglar en una camaronera ilegal

Pero como siempre se tuvo que pasar años, para tomar conciencia sobre el asunto. Así el Día Internacional para la Defensa del Ecosistema de Manglar, queda formalmente institucionalizado en el año 2004 en la II Asamblea de la Redmanglar Internacional, organización que aglutina a comunidades, organizaciones, académicos, científicos y activistas, por la defensa y protección del ecosistema manglar.

Uno de los ecosistemas de alta productividad y producción de materia orgánica es el manglar. En el manglar confluyen una gran diversidad de vida ya que sus raíces sumergidas proveen habitáculo y refugio para una rica fauna de peces, mamíferos e  invertebrados.

Desde que el ser humano conoce a los manglares se ha aprovechado de su riqueza natural, tanto ecológico, económico y cultural. Es un hábitat donde se crían muchos peces y mariscos. Muchas especies de mangles se desarrollan en ecosistemas cercanos como praderas de yerbas marinas o arrecifes de corales y sus larvas y juveniles se desarrollan bajo sus raíces. De allí la importancia para el hombre protegerlos o conservarlos ya que aseguran la sustentabilidad de la pesca. Como lo es la langosta espinosa o dulub (Panulirus argus), para los gunas.

Hogar de anidaje a un número considerable de especies de aves residentes y migratorias, vulnerables o en peligro de extinción. Protegen las costas contra los vendavales, la erosión y las marejadas ocasionadas por los huracanes. Atrapan sedimento y hojarasca entre sus raíces y ayudan a rellenar y conquistar terreno. Son importantes para la educación en conservación e investigación científica. Para la recreación y actividades turísticas naturalistas.

¿Pero en Panamá qué está pasando con los manglares? Panamá es uno de los países que a nivel de América Latina posee una de las mayores extensiones cubiertas por manglar. Además el país cuenta con muchas leyes ambientales, una serie de legislaciones y acuerdos internacionales como la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, conocida como Convenio de Ramsar. Sin embargo, todas estas normas ambientales para nada están sirviendo, siendo hoy los manglares de Panamá condenados a desaparecer por los factores externos económicos producidos por el hombre.

Según CATHALAC (2007), La creciente deforestación que vienen sufriendo los manglares de Panamá es motivo de importancia pues peligra la existencia de los ecosistemas marinos costeros, afectando directamente a las pesquerías y la actividad socioeconómica de la región. Demostrando que el rendimiento pesquero está vinculado al área de cobertura de los manglares, describiéndose una caída en los volúmenes de las pesquerías a medida que se pierde la cobertura de los manglares.

Los manglares del corregimiento de Juan Díaz cerca y dentro de los límites del humedal bahía de Panamá son ecosistemas vulnerables, debido a la construcción de rellenos y grandes obras. CENDAH se suma a los colegas al solicitar a la actual administración no otorgar más permisos de construcción en la zona, hasta que un plan de manejo y uso de suelo se ponga en marcha, y elevar a ley el humedal, garantizando la protección de la reserva, que es un sitio Ramsar de importancia internacional desde 2003 y un área protegida (ANAM 2009)[1].

Basurero en el manglar sector Gardi, Gunayala. Foto: Gubiler
La deforestación de los bosques de manglar continúa en la actualidad, aunque a un ritmo más lento sigue siendo destructivo. Son amenazados como en muchas partes del país como en Gunayala, sirven de depósito de basura, basura que incluyen contaminantes medicinales provenientes de los Centros de Salud. Se contaminan por hidrocarburos que caen al mar como la gasolina, el aceite combustible, los aceites lubricantes, entre otros.

Otras amenazas que enfrentan los manglares son la tala para leña, taninos, madera para construcción de viviendas, galeras para avicultura, carbón vegetal y postes de cerca, la ampliación de la frontera agrícola-ganadera, desarrollos turísticos-urbanos e industriales, uso indiscriminado de agroquímicos, la ampliación de espacios para la construcción de granjas camaroneras y un inadecuado aprovechamiento forestal, todas estas causas han influido en la desvalorización del manglar.

Esta riqueza forestal que poseemos en nuestras costas e islas coralinas es poco valorada. Ni siquiera le damos la importancia que se merecen, siendo uno de los ecosistemas de importancia frente al cambio climático global. Todas estas acciones humanas acrecientan los riesgos sobre los ecosistemas y han sido más catastróficos que el propio cambio climático global.

Frente a esta situación se presentan evidencias del valor del ecosistema. Yáñez-Arancibia et al (1998), indican que estos ecosistemas presentan evidencias de estructura funcional, planteando “respuestas de acomodación frente a la variabilidad ambiental que induce el cambio global, desarrollando un papel estructural y funcional clave en la estabilidad costera, la persistencia de hábitats y biodiversidad, el metabolismo del ecosistema, reduce riesgos e incertidumbre para el desarrollo sustentable del uso de sus recursos”.

Tomemos conciencia para dejar un legado para el futuro, y el futuro de los manglares depende de la concienciación de nosotros sobre su importancia y de su valor como recurso natural de usos múltiples y que es necesario protegerlos, conservarlos y educar en conservación para valorar los recursos naturales.

Referencia:

CATHALAC, 2007. Diagnóstico del estado actual de los manglares, su manejo y su relación con la pesquería en Panamá (Primera etapa). Informe Técnico Final. ARAP, CATHALAC, NATURA. PANAMA. 94 p.

Yáñez-Arancibia, A., Twilley, R. R., Lara-Domínguez, A. L. 1998. Los ecosistemas de manglar frente al cambio climático global. Madera y Bosques 4(2), 1998: 3-19

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