25 de noviembre de 2014

El Buen Vivir no es desarrollo, ni el desarrollo es sostenible

Por: Ollantay Itzamná

Ante la inminente catástrofe existencial a la que nos llevó el sistema-mundo-occidental-capitalista, en los últimos años, activistas reflexivos, y algunos de la academia progresista, “descubrieron” los modelos de convivencia milenaria de los pueblos originarios y los plantearon como desarrollo alternativo.


Debemos entender que el desarrollo (desenvolver) como modelo de vida basado en la producción-consumo-confort, no tiene más de tres siglos de antigüedad. En el siglo XIX, el pensamiento eurocéntrico lo denominó progreso.

En el siglo XX, después de la II Guerra Mundial, el entonces Presidente Truman de los EEUU, proclamó a su pueblo como país desarrollado, y al resto, nos catalogaron como “subdesarrollados”.

Desde entonces, parte de la humanidad se obsesionó por la dinámica suicida de producción/explotación-consumo-confort, para ser desarrollados.

En menos de tres siglos el desarrollo no sólo convirtió a sus agentes en consumopáticos y energívoros, sino que activó una crisis ecológica planetaria sin precedentes. Fue, entonces, que en la década de los 70 del pasado XX se acuñó el término de desarrollo sostenible para “preservar” los derechos y el bienestar de las siguientes generaciones.

Desarrollo sostenible quiere decir: sigamos devorando al planeta herido, pero preservando algunas migajas para los nuevos y futuros consumopáticos. Ya vamos casi como medio siglo intentando el promisorio desarrollo sostenible, pero pueblos enteros y ecosistemas completos continúan siendo sacrificados para sostener el desarrollo de unos pocos insensibles. Y la Madre Tierra ya perdió su capacidad autoregenerativa y autoregulativa hidroclimática.

El desarrollo siempre tiende hacia la acumulación infinita, y los bienes de la Tierra son evidentemente finitos. ¿Cómo la humanidad se puede desarrollar infinitamente si los bienes de la Tierra son finitos? El concepto de desarrollo sostenible se equipara a un lobo feroz pero con los colmillos limados. Al final siempre es predador. Entonces, ¿cómo salimos de este entuerto hegeliano del desenvolvimiento infinito? La respuesta es el silencio.

En este contexto de silencio desesperante, se intenta teorizar sobre las vivencias milenarias del sumaq kausay. Vivencias vapuleadas y estigmatizadas, como causas atávicas de la miseria y atraso, hace tan sólo unas décadas atrás, por los mismos académicos ilustrados que, ahora, intentan construir nuevos discursos sobre desarrollo sostenible con lo abominable.

Nuestros abuelos y padres nos hablaron de que los humanos no somos ninguna finalidad, ni centro de la realidad existente. Todos los seres materiales y espirituales tenemos dignidad, derechos y obligaciones. Ellos nos inculcaron que los humanos somos una chakana (puente)  para reestablecer el equilibrio en la comunidad cósmica. Nuestra misión es cuidar y posibilitar el equilibrio en todo y con todo cuanto coexiste en la comunidad cósmica, incluida la especie humana.

  • Somos jardineros, guardianes de todo cuanto coexiste en la Madre Tierra.
  •  No explotamos, nos servimos.
  • No acumulamos, compartimos.
  • No somos sedentarios, somos nómadas. Nuestra felicidad no está en el poseer cosas, sino en contemplar y cuidarlas.

A eso denominamos sumaq kausay, suma qamaña, ñandereko (buen convivir, en quechua, aymara y guaraní, respectivamente) Entonces, el Buen Vivir es completamente diferente al concepto del desarrollo sostenible. Erróneamente algunos analistas asumen el Buen Vivir como una fase más del proceso de desarrollo.

El desarrollo es antropocéntrico, el Buen Vivir es cosmocéntrico. Para el sistema del desarrollo, sólo los humanos gozan de derechos.

Para el Buen Vivir, nuestra Pachamama (Madre Tierra), los ríos, los árboles, los animales, las piedras, los espíritus protectores, los humanos, etc., todos tenemos derechos y obligaciones.

Para que el desarrollo sea sostenible se requiere de individuos adiestrados compitiendo y sacrificándose muchos por pocos, para posibilitar el sumaq kausay se requiere de la convivencia equilibrada y cooperante en la comunidad cósmica.

El desarrollo es un rodillo aplanador y uniformador que aniquila la diversidad biocultural, el sumaq kausay existe en la medida en que florecen los diferentes tipos y formas de vida.


20 de noviembre de 2014

La semilla no nos pertenecen, nosotros y nosotras pertenecemos a la semilla

Del Rosario Ignacio Denis
Rebelión

Es urgente, inevitable y es en este contexto que invitamos al país a asumir la semilla campesina e indígena como fundamento para la construcción del Eco socialismo, a través del rescate de las prácticas ancestrales de producción, custodia y multiplicación de las mismas. Consideramos que la Maestra Naturaleza es la escuela viva más lucida y vigente a la cual podemos acceder para despertar nuestras conciencias. Reconociendo que los indígenas, conuqueros, campesinos y campesinas de pequeña escala y luchadores agroecológicos son sus intérpretes más atentos, pensamos que son ellos y ellas quienes pueden orientarnos en este camino hacia el postcapitalismo.

Frijol terciopelo - gabidubaled (Mucuna sp.) . Foto: Gubiler
El modo de reproducción del capital tiene una fuente ideológica recreadora ineficiente, seductora, engañosa y voraz a la hora de abordar modelos teóricos que disociaron la armonía existencial, originaria, ontológica, cosmogónica entre la naturaleza, la cultura y la sociedad, jamás descansaran por tratar de divorciar verdades jurídica de verdades política para imponer su verdad verdadera, la de maximizar ganancia a costa de la naturaleza sin importar muchas de las especie de vida, incluido la especie humana, sus principios extractivista argumentan desde la engañosa libre regulación del mercado, ejercen esa libertad anti-democrática y buscan siempre legitimar a un entes, a una institución, es decir una minoría representativa, son los experto encargado para: certificar, investigar, fiscalizar, custodiar, ostentar o patentar los derechos y saberes, en nombre de la tecnificación, el crecimiento desde la mayor productividad y como la única vía para alcanzar el desarrollo y el progreso ilimitado avasallando vidas muy limitadas como: la tierra, la semilla, el agua, bosques, ninguno de estos no nos pertenecen, porque nosotros y nosotras es la que pertenecemos a ellas.

El debate constituyente de la ley de semilla en Venezuela desde el poder popular trasciende de un tema meramente jurídico, de esa manera se vienen asumiendo desde el 1er Encuentro internacional de Guardianes de Semillas en Monte Carmelo, Estado Lara, donde más de 300 personas, pertenecientes a 100 organizaciones, con representación de hermanos y hermanas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela, reunidos del 26 al 29 de octubre de 2012 declararon: “En el caso de Venezuela tenemos un reto inmenso: apropiarnos del sentir de que la agroecología es la vía de la verdadera emancipación en el marco de una economía rentista petrolera que sigue mercantilizando la naturaleza con sus prácticas extractivistas”.

Reconocemos que la transformación de este modelo vendrá cargada de tensiones y contradicciones, y por tanto entendemos la necesidad de comenzar lo antes posible. Es urgente, inevitable y es en este contexto que invitamos al país a asumir la semilla campesina e indígena como fundamento para la construcción del Eco socialismo, a través del rescate de las prácticas ancestrales de producción, custodia y multiplicación de las mismas.

Consideramos que la Maestra Naturaleza es la escuela viva más lucida y vigente a la cual podemos acceder para despertar nuestras conciencias.

Reconociendo que los indígenas, conuqueros, campesinos y campesinas de pequeña escala y luchadores agroecológicos son sus intérpretes más atentos, pensamos que son ellos y ellas quienes pueden orientarnos en este camino hacia el postcapitalismo.

En esta declaración sintetizan un claro visión de mundo radicalmente anticapitalista, humanista y como pilares fundamentales para el Eco-Socialismo: como guardianes de semilla dejaron propuesta concreta orientada en cuatro ejes fundamentales:

1) Producción, custodia, multiplicación,
2) Legislación y políticas públicas
3) Investigación y educación,
4) Comunicación.

Maíz nativo - dule oba (Zea mays). Foto: Gubiler
El papel histórico del pueblo campesinos, campesinas, indígenas es trascendental en estos temas, en una revolución política, económica, el hilo conductor cultural es la sabiduría popular, la esencia está en esa capacidad integradora, de lo humano y de la naturaleza para equilibrar en lo ético como en lo ecológico, con esa actitud nos plantean y nos comprometen el comandante supremo Hugo Chávez en el quinto objetivos histórico del plan de la patria, con esa misma actitud el hermano Evo Morales plantean y claman a los países del mundo, por el derecho a la madre tierra, con sus diez mandamiento para salvar al planeta, a la humanidad y a la vida.

La naturaleza hoy en día es el conjunto de la socio-economía del universo, también un centro de preocupación global, sin embargo existen poco los sujetos histórico que asumen de manera coherente un otro modo metabólico del capital, la naturaleza tiene cosa tangible que tiene ciclos energéticos, pero que debe y tiene que estar equilibrada junto a la cultura y la sociedad, por el contrario a lo que ocurre en la actualidad porque está roto el equilibrio, desbordado en el dominio de la sociedad sobre la naturaleza y preocupado siempre a quien van a pertenecer.

La palabra agricultura viene del latín, formada ager, agri, (campo, cultivo) y cultura (actividad del cultivo, cultivado), derivan del verbo colere (cultivar, habitar), siguiendo al diccionario RAE, el sufijo –ura tiene una cualidad relacionada con la palabra de la que derivan, donde cultura, por tanto, sería lo esencial del hábitat, cuidado, labrado, honra, respeto, celebración.

La consolidación de una agricultura coherente a un proyecto Eco-socialista, a una revolución económico, a una revolución cultural, inevitablemente obligan problematizar a la llamada ciencia moderna, mecanicistas, mercantil, me refiero a esa fuente ideológica recreadora ineficiente, seductora, engañosa y voraz que colocan a todos y todas de rehén en este único planeta, según los defensores del “Agro-como-Negocio” solo hacen uso de la tecnología y de la ingeniería genética para mejorar la productividad del suelo y de los cultivos para reducir el hambre en el mundo, la ciencia ha logrado que las semillas sean modificado genéticamente solo para más resistentes a las plagas y puedan adaptarse a distintos climas y suelos generando mas productividad, es el engaño que siembran las transnacionales para arrodillar al mundo con la comida imponiendo su paquete tecnológico, es el rostros visible del hambre, de la contaminaciones, tiene mucho que ver con el calentamiento global, crisis económica, crisis alimentaria.

La agricultura, la agroecología es un hecho político para la liberación y para la vida, viene de la cultura de la paz, el Agro-Negocio y la llamada revolución verde es para la dominación y destrucción, proveniente de la guerra.

Sigamos defendiendo una nueva ley de semilla como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad, apostando desde el poder popular con la agroecología, más allá de un modelo productivo, como la herramienta de lucha para la soberanía agroalimentaria y el EcoSocialismo, por la defensa del planeta y la humanidad.

Yo tengo pruebas irrefragable del tino del pueblo en las grandes resoluciones; y por eso es que siempre he preferido sus opiniones a las de los sabios

Hugo Chávez

Articulemos la sabiduría popular, tenemos el conocimiento, la cultura política, articulemos el patrimonio bolivariano y chavista y ustedes verán que el socialismo como milagro humano se hará realidad en nuestra patria progresivamente y lo veremos con nuestros ojos, el socialismo como una sociedad superior.”

Nicolás Maduro
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela


Notas:






Del Rosario Ignacio Denis. Ingeniero Agroecológico graduado en Instituto Latinoamericano de Agroecología Paulo Freire (IALA)

Twitter: @yiyoparaguay




18 de noviembre de 2014

Una necesidad en los procesos de organización y lucha: La formación política e ideológica

Adelar John Pizetta

Este artículo se propone aportar algunos elementos de reflexión sobre la importancia y la necesidad de la formación política e ideológica para el fortalecimiento de la organización y de las luchas de los trabajadores en la perspectiva de la construcción de cambios estructurales en nuestro Continente.

Aprendemos de la historia, de otros procesos organizativos y políticos de la clase obrera mundial, que la formación es una de las tareas de la lucha por la emancipación de la clase, es decir, una de las tareas de la revolución. A partir de esta premisa, se puede señalar que los partidos, organizaciones, procesos, movimientos que no dieron la debida importancia a la formación en todos los niveles, tuvieron problemas, se desviaron del camino, ya que el pragmatismo terminó prevaleciendo en detrimento de los objetivos estratégicos de la construcción de una sociedad de hombres y mujeres libres.

Vivimos en América Latina un escenario en el que la lucha de clases va mucho más allá de lo que las disputas electorales proponen, ya que están a la orden del día las posibilidades históricas de profundizar los cambios estructurales y de enfrentar al orden del capital internacional, imperialista, para construir procesos de desarrollo independientes, soberanos y autónomos.

Esta configuración requiere nuevas formas de organización, que permitan enfrentar y superar las tendencias a la institucionalización, al burocratismo y puedan ser dinámicas, abiertas, adecuadas a las realidades específicas de cada país, siempre firmes en los principios que guían los procesos de cambios económicos, políticos, sociales, culturales; a la postre, la construcción de una nueva racionalidad humana. Tales formas y métodos organizativos y de lucha precisan pasar permanentemente por balances históricos para ver si cumplen con los objetivos que se trazaron en el momento que surgieron. De ahí la importancia de las reflexiones, los análisis, los debates, la humildad y la capacidad de crítica y autocrítica, como mecanismos de fortalecimiento y articulación de tales procesos.

Formación y objetivos estratégicos

Pero, ¿cómo pensar, concebir y practicar procesos formativos/ educativos para ayudar a desentrañar esta realidad que necesita ser transformada? ¿Qué entendemos por formación?

En el caso específico del Movimiento Sin Tierra - MST, se entiende que la formación –como un proceso permanente y sistemático, dinámico y amplio– siempre debe estar vinculada a la estrategia de la Organización. Es decir, la formación tiene la tarea de contribuir, clarificar y consolidar la estrategia, los objetivos del Movimiento que se relaciona con un conjunto más amplio de fuerzas en la sociedad. Busca, desde el punto de vista teórico-práctico, aproximar los desafíos y objetivos más inmediatos con los desafíos y objetivos de largo plazo, de forma articulada, como aspectos de un mismo proceso de lucha política. Para ilustrar este postulado, pensamos que, para asumir los desafíos de la construcción de la Reforma Agraria Popular, la formación tendrá como gran tarea ayudar a preparar fuerzas para esa construcción; estar ajustada a esta estrategia de superación de la sociedad actual.

El nuevo contenido de la Reforma Agraria pasa necesariamente por este amplio proceso de formación y sensibilización de la base social, ya que la fuerza de las ideas no está en ellas mismas, sino más bien en la capacidad que las masas puedan materializarlas en acciones y luchas concretas. Este nuevo contexto de la lucha por la Reforma Agraria Popular plantea a la formación nuevos desafíos, a los cuales la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) precisa dedicarse para innovar en las herramientas, en las metodologías y en el quehacer de la formación. No es una cuestión de voluntad, sino una determinación de la realidad, porque esa forma de desarrollo de capital en la agricultura influye también en la forma y contenido de la formación, que debe ser pensada a partir de la realidad y de las condiciones objetivas que buscan ir más allá de lo hasta ahora realizado.

Por lo tanto, entendemos que la formación política no es un acto espontáneo y voluntarista. Por el contrario, requiere planificación, preparación, intencionalidad, pues ella no se produce si no hay quien la piense, organice y ejecute. Es necesario, por lo tanto, que las organizaciones creen colectivos, espacios, estructuras, que posibiliten el desarrollo de tales acciones que involucran desde la base, a los militantes, a los dirigentes y cuadros políticos, de manera articulada, con programas bien definidos.

También creemos que la formación debe dirigir la mirada hacia adelante, tratando de vislumbrar soluciones a los problemas y deficiencias orgánicas evidentes en diferentes espacios y niveles de construcción del Movimiento. En esta perspectiva, la formación debe permitir el análisis e interpretación profunda de la realidad, profundizar en las contradicciones que mueven esta realidad para ser capaces de pensar, proponer y fortalecer los cambios que están en curso y que afectan al conjunto.

Otro aspecto a destacar es la importancia de la organización, de la estructura orgánica que agrupa a los trabajadores. En el caso particular del MST, la formación siempre estuvo muy vinculada a la proyección de militantes en la perspectiva de la lucha, más que por la participación en cursos. Lo que proyectó la formación de militantes y cuadros fueron las luchas, teniendo a la agitación y la propaganda como las metodologías que daban cuenta de esta modalidad. Pero esta modalidad pertenece a un ciclo del Movimiento que está siendo superado, pues la formación de la conciencia no puede sostenerse sin una estructura organizativa que articule y organice la actuación de la base principalmente por intermedio de círculos y/o colectivos de militantes y dirigentes. Ahí la reflexión puede profundizarse: ¿En el contexto actual, cuál es la estructura orgánica que logra garantizar mejor la participación efectiva, potencializando la capacidad de movilización y de lucha para enfrentar la realidad?

Formación para la emancipación

Si, como hemos dicho antes, la formación debe estar vinculada a la estrategia de la organización y/o al conjunto de la clase, la organicidad es la clave que permite poner en movimiento una fuerza material capaz de encaminarnos a los objetivos estratégicos. Está claro que en distintos países de nuestro continente, vivimos en un período histórico de crisis, debilidad/fragmentación de los trabajadores como clase. ¿En la realidad, cuál es la estrategia para contribuir a la organización y al avance de la propia clase? El reto está en construir, en diseñar una forma organizativa que acumule, transforme, que haga que la mayoría de los trabajadores participe efectivamente. Cuando hablamos de organicidad, lo que tenemos que hacer es abrir espacio a la participación sustantiva, con conciencia, reafirmando la importancia del sujeto colectivo, de la dirección colectiva, de la planificación y distribución de tareas, tratando de superar formas extremadamente centralizadas de dirigir las organizaciones.

Otro gran desafío de la actualidad tiene que ver con el Método del Trabajo de Base. ¿Qué significa hacer trabajo de base? ¿Cuál es su contenido? Es necesario diseñar y construir métodos eficientes y adecuados a las contradicciones de la realidad que nos toca vivir, luchar para transformar. La formación básica se da en el trabajo de base, con grupos, comunidades, y de forma permanente. Es allí donde se ejercitan valores como el estudio, la solidaridad, el compromiso, la cooperación, etc. El trabajo y la formación de base son los cimientos sobre los que se construyen los procesos orgánicos, de lucha y de formación. No hay formación de dirigentes sin formación de la base.

Destacamos también la visión internacionalista de la formación de los militantes y dirigentes. No se puede pensar en procesos que no estén articulados, de una forma u otra, al contexto latinoamericano y mundial. Principalmente porque los enemigos son comunes y para derrotarlos necesitamos unir fuerzas de manera más amplia. Así que esto es parte de las reflexiones sobre la organización, la formación, los desafíos de construcción de herramientas y luchas locales, pero que estén articulados en proyectos más amplios de sociedad, de continente.

Con estos elementos, recuperamos la idea de que los procesos de formación deben contribuir a la construcción de fuerza social y política, es decir, ayudar a organizar al pueblo. Es un requisito fundamental para acumular fuerzas. La formación entonces se construye como un concepto político, elaborado y ejecutado de una manera dialéctica, articulando los diferentes saberes y niveles, con principios y valores que colaboran en la construcción del proyecto político de la clase con objetivos estratégicos. Por lo tanto, es importante entender la formación dentro de la dinámica de la lucha de clases en el momento actual y, a partir de estas contradicciones, establecer las tareas que permitan avanzar.

Para concluir, esta breve reflexión la hacemos teniendo en cuenta, por una parte, un momento político muy complejo y difícil, de enormes contradicciones y conflictos de diversos matices. Y por otro lado, un momento en que alimentamos mucha esperanza y creemos en las posibilidades de realizaciones de aquello que aspiramos como clase trabajadora. Los periodos de crisis son portadores de estas dos dimensiones, una que busca subvertir lo establecido por el orden actual y otra que busca construir lo nuevo, construir nuevos caminos. Estas dos dimensiones no son sucesivas, sino que se entrelazan en el tiempo y en el espacio, a través de las acciones de los hombres y la confrontación entre los intereses de las clases. Lo nuevo no nace de la nada, lo nuevo nace de lo viejo, pero para que se fortalezca es necesario derribar lo viejo.

Vivimos, por lo tanto, ese momento de lucha entre lo viejo que está muriendo y lo nuevo que aún no nace como obra de la organización, de las luchas y de la formación de los trabajadores. Sabemos que nuevos y duros embates se avecinan hacia adelante; sabemos que las dificultades serán inmensas. Pero, como decía Martí: “Las dificultades son grandes, pero los que han de vencerlas, también”.

La Escuela Nacional Florestan Fernandes, al cumplir diez años de vida, continúa con sus propósitos de recorrer esos caminos, profundizando la comprensión sobre la formación de cuadros, tratando de articular la práctica con la teoría, desarrollando las dos dialécticamente. El gran desafío consiste en formar cuadros políticos que sean capaces de interpretar correctamente la realidad, y sobre ella desarrollar la praxis transformadora. La revolución es un proceso forjado a partir de las circunstancias heredadas y las construidas por la acción de los hombres y de las mujeres en el presente, y el espíritu revolucionario debe ser cultivado y vivido diariamente por aquellos que se proponen esta tarea histórica.

En este contexto, alimentamos la convicción de que la formación debe continuar siendo una necesidad de la lucha por la emancipación humana, sobre todo porque es el alimento ideológico, ya que, en su ausencia, la organización se siente cansada y con dificultades para crear, respirar y luchar por el amanecer de una nueva era, de justicia y libertad plenas. Ojalá podamos seguir sembrando conciencia en todos los rincones de América Latina; fortaleciendo los procesos organizativos y las luchas por los cambios, las rupturas estructurales, preparando el tiempo de la cosecha que aún está por venir, aun sabiendo que el camino será difícil. (Traducción: ALAI)

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Adelar John Pizetta es militante del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST – Brasil) y miembro de la Coordinación Política y Pedagógica de la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF).


Fuente: En: Educación popular: vigencias y desafíos. América Latina en Movimiento, ALAI, no. 499, octubre 2014 año XXXVIII, II época. pp. 15-18

14 de noviembre de 2014

Transformaciones históricas de la educación popular

Alfonso Torres Carrillo

La educación popular (EP) es una corriente pedagógica latinoamericana, que surgió y ha crecido de la mano de los movimientos sociales que, desde hace medio siglo, cuestionan y construyen alternativas a las múltiples injusticias que trajo consigo la imposición del capitalismo en nuestro continente. En este artículo haré un rápido recorrido por los rasgos y transformaciones históricos que ha tenido dicha corriente pedagógica latinoamericana, desde sus inicios hasta la actualidad[1].

Rasgos identitarios de la educación popular

Sin desconocer la heterogeneidad de sus perspectivas, áreas de acción, sujetos y prácticas que han caracterizado las prácticas de EP a lo largo de su trayectoria, podemos identificar un conjunto de rasgos que les dan singularidad y las diferencian de otras prácticas pedagógicas[2]:

  1. Un posicionamiento crítico e indignado frente a las injusticias del orden social y al sistema escolar donde se expresan y perpetúan. Por ejemplo, inequidades sociales, exclusiones y discriminaciones raciales y de género.
  2. Un horizonte ético y político emancipadores. Siempre están en juego esperanzas, visiones de futuro y proyectos de “otros mundos posibles” como el socialismo raizal, la democracia radical y el buen vivir.
  3. El propósito de contribuir a que los sectores populares (llámense “oprimidos”, pobres, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes, etc.) se constituyan como sujetos de transformación. Dicha opción ha sido asumida desde el acompañamiento a sus luchas y procesos organizativos.
  4. Como acción pedagógica, busca la transformación subjetiva de los sujetos educativos; ya sea su conciencia, su cultura, sus creencias, su memoria, sus emociones, su voluntad y su corporeidad.
  5. Han creado y ponen en práctica estrategias metodológicas y didácticas de carácter dialógico, participativo y activo, como el diálogo de saberes, la construcción colectiva de conocimiento y las cartografías corporales.

Contextos y tránsitos

La EP tiene su antecedente más inmediato en Brasil de comienzos de la década de 1960 en la propuesta de educación liberadora de Paulo Freire, que surgió en el contexto del Movimiento de Cultura Popular impulsado por intelectuales y universitarios de Recife, que buscaban la formación política de los campesinos y habitantes de las favelas a través de la acción cultural. Al reconocer que la mayor parte de éstos eran analfabetos, Freire crea un método de alfabetización que, a la vez que las personas adquirían la cultura escrita, comprendían críticamente su realidad y se reconocían como sujetos que podían transformarla.

A partir de esta experiencia (interrumpida en 1964 por el golpe militar), Freire fue elaborando los planteamientos de una pedagogía liberadora que partía de cuestionar a la educación predominante en las escuelas por reproducir las relaciones de opresión predominantes en la sociedad. Postula que la educación debe servir para que educadores y educandos sean más humanos al actuar juntos para transformar las condiciones que hacen posibles dichas relaciones opresoras. Ello exige leer y colocarse críticamente frente a su mundo y actuar para transformarlo en función de visiones de futuro realizables (“inéditos viables”); así, través del diálogo en torno a dicha praxis transformadora, educandos y educadores se hacen sujetos.

Estas ideas de Freire van a circular a lo largo del continente desde comienzos de la década de 1970, entre educadores, activistas cristianos y políticos, que veían en ellas una concepción pedagógica coherente con un afán de potenciar las luchas populares que conmovían el continente. Así, la EP se convierte en un movimiento educativo, cuando la pedagogía liberadora se radicaliza y se redefine como “popular” en la práctica de cientos de maestros, animadores culturales y militantes sociales, organizaciones civiles y redes a lo largo y ancho de América Latina.

La revolución sandinista y el ascenso de otros movimientos insurgentes en Centro y Sur América va afianzar esta radicalización de la educación popular como pedagogía revolucionaria para que los diferentes sectores populares movilizados afirmaran su conciencia y compromiso de transformación. En esta década también la EP se realiza con organizaciones de campesinos, de indígenas, de mujeres y de jóvenes de barrios populares, incorporando prácticas culturales y reconociendo la singularidad de estos diferentes colectivos sociales.

La década de 1990 representa un periodo de cuestionamientos y transformaciones dentro del movimiento de la EP, asociados a la crisis del socialismo soviético, a la transición democrática en algunos países del continente, a la caída del régimen sandinista, a los procesos de paz en Centroamérica y al recrudecimiento de la represión en países como Colombia y Perú. El nuevo discurso que se impuso fue la celebración de la democracia liberal, que se presentaba como superación de la confrontación entre capitalismo y socialismo; luego de décadas de lucha contra las dictaduras y la aspiración de reconstruir las frágiles democracias, algunas organizaciones de la sociedad civil y educadores populares acogieron con entusiasmo el nuevo horizonte, reorientando sus prácticas hacia la formación ciudadana.

Por otra parte, desde mediados de la década anterior, algunos educadores populares habían venido expresando su insatisfacción con los referentes ideológicos y epistémicos que las orientaban; en particular con cierto determinismo economicista que no permitía comprender actores sociales como los jóvenes y las mujeres, los sectores populares citadinos y las poblaciones indígenas y afros, que ganaban protagonismo en las luchas sociales.

En este cruce entre cambio de perspectivas políticas y la necesidad de recrear los referentes interpretativos, fue ganando fuerza la propuesta de “re-fundamentación de la EP”, que además reivindicó la importancia de lo pedagógico, muchas veces eclipsado o subordinado por los discursos políticos. Así, a través de la Revista La Piragua y otras publicaciones del CEAAL, se movilizaron discusiones sobre la crisis de paradigmas, la democracia y la ciudadanía, las subjetividades, el diálogo cultural y sus didácticas.

También en esta década se produjo un cambio en la financiación de las organizaciones civiles que habían venido impulsando la educación popular: las agencias de financiación europeas empezaron a orientar sus recursos hacia los países pobres del Este y hacia África, bajo el supuesto que Latinoamérica ya no era prioridad, dado el proceso de redemocratización y de reactivación económica. Las nuevas fuentes de financiación pasaron a ser los gobiernos de transición, que incorporaron en sus discursos asuntos como la participación, la democracia local y la formación ciudadana; acudieron a ONGs de EP para su diseño e implementación; algunas se orientaron a incidir en la política pública.

Sin embargo, los efectos nefastos de las políticas neoliberales, la pérdida de legitimidad de los gobiernos de transición, el crecimiento de la delincuencia y la conflictividad social, generaron las condiciones para que se reactivaran movimientos sociales (indígena, campesino, cívico-popular), emergieran otros nuevos (anti neoliberales, ambientales, juveniles), se fortalecieran partidos y movimientos de izquierda, y algunos de ellos llegaron al poder de gobiernos locales y nacionales.

Este nuevo escenario, no fue indiferente para la EP. Este renacer de las luchas sociales, así como de las indignaciones y esperanzas que expresan, desde fines del siglo XX hasta el presente, llevó a que la EP haya vuelto a ser un sentido, un sentir y un motivo para muchos colectivos de educadores, que ven en ella un referente político-pedagógico para orientar sus prácticas. Este renacer de la EP se evidencia en la actual proliferación de colectivos, encuentros y jornadas de reflexión pedagógica que se vienen realizando en diferentes países del continente, así como en que algunos de los movimientos sociales han creado propuestas educativas y formativas inspiradas en aquella[3].

Campos, actores y ámbitos de actuación

Además de constatar esta historicidad de las prácticas educativas populares, éstas siempre han estado articuladas a otros proyectos, procesos, y movimientos sociales y políticos. Hacer un balance del campo de la EP en América Latina hoy, exige identificar la multiplicidad de espacios, actores y prácticas que se asumen como tales.

En sus inicios, el campo de acción de la EP fue la alfabetización y la educación de personas jóvenes y adultos, pero muy pronto se amplió a la formación de dirigentes de organizaciones sociales (campesinos, populares, locales), al trabajo en salud, en comunicación, género, lo ambiental y la economía solidaria. Desde fines de la década de 1980, la EP se involucró en la escuela formal y en la formación ciudadana, para la participación y la promoción de los derechos humanos. En la actualidad, aparecen temas emergentes como las identidades juveniles, la soberanía alimentaria, la agroecología, la interculturalidad, la justicia comunitaria y la transexualidad.

Desde sus inicios, la EP ha sido agenciada por organizaciones civiles; desde la década del ochenta, algunos de estos centros han actuado en redes como el Consejo de Educación Popular de América Latina (CEAAL). Por su vocación emancipadora, las prácticas de EP han privilegiado poblaciones consideradas como oprimidas, explotadas o discriminadas, tales como los campesinos, los habitantes de los barrios populares y otras categorías de trabajadores; desde la década de los ochenta los “sectores populares” adquirieron rostros particulares, en las mujeres, los jóvenes y comunidades cristianas de base; con la ampliación de los ámbitos y perspectivas de acción, la EP hoy trabaja con profesores y estudiantes de instituciones educativas formales, con dirigentes y autoridades locales, colectivos LGBT, pueblos originarios y afro.

La EP privilegia la realización de acciones de capacitación y formación de personas, colectivos y organizaciones sociales en las temáticas mencionadas y mediante la realización de talleres, cursos y campañas, la formación de escuelas de líderes y en la producción de materiales educativos y comunicativos. Algunos de los centros de EP también se han dedicado desde sus orígenes o más recientemente a la investigación social y pedagógica, en particular a la llamada sistematización de experiencias.

En cuanto a lo pedagógico, la EP ha sido muy productiva en la generación de propuestas metodológicas, tales como el diálogo y la concientización (Freire), los métodos y técnicas de carácter participativo y el diálogo de saberes (en la década de 1970 y 1980); en las décadas recientes, el diálogo cultural, la interculturalidad crítica, las pedagogías de la memoria, de la corporalidad y del cuidado, son algunas de las pedagogías emergentes.

Debates actuales

Esta amplitud y riqueza del campo de la EP antecede y excede el espacio conformado por el CEAAL; sin embargo, esta red continental, ha sido un escenario privilegiado para reconocer sus contextos, tensiones, debates y desafíos. Basado en una revisión de sus publicaciones, sintetizaré algunos retos actuales de la EP.

1. Afirmación de la EP como paradigma emancipador

La necesidad de valorar la vigencia de las perspectivas emancipadoras en las que se conformó la EP como corriente crítica, frente a los cambios recientes del contexto mundial y la hegemonía del pensamiento único neoliberal, fue asumida como un mandato por parte del CEAAL. Pasada una década de reflexión colectiva, podemos reconocer algunos consensos. El primero ha sido entender “paradigma” en su sentido amplio, como matriz cultural, desde la cual los colectivos sociales leen y se relacionan con la realidad.

El segundo ha sido reconocer que los paradigmas emancipadores involucran una dimensión gnoseológica (interpretación crítica), una dimensión política (opción alternativa frente a dicha realidad) y una dimensión práctica (orienta las acciones individuales y colectivas). Así, en la EP, la renovación de paradigmas implica fortalecer conciencia crítica y subjetividades rebeldes. El tercero es que lo emancipador no es patrimonio exclusivo de la EP, sino que ésta se sitúa en el campo más amplio de corrientes críticas y utópicas como la filosofía, la teología, la ética y la sicología de la liberación.

Un último consenso es que la EP posee su propio acumulado teórico y práctico que debe retomarse y sistematizarse. También el de algunos movimientos sociales que, desde sus repertorios de protesta y sus discursos han venido construyendo nuevos principios y referentes emancipadores (la indignación, el buen vivir, la pedagogía rebelde, etc.).

2. Mayor articulación de la EP a los movimientos sociales

Desde sus orígenes, la EP se vincula a los procesos organizativos y movimientos populares que reivindican diversas demandas para dignificar sus condiciones de vida. Sin embargo, desde la década del noventa, muchos centros de educación popular orientaron su actuar según los discursos de los gobiernos de la transición democrática, descuidando sus vínculos históricos con las organizaciones de base y los movimientos populares.

Dentro de su proceso de revitalización, los movimientos populares reconocieron la importancia de la educación, construyendo propuestas pedagógicas que, si bien reconocen el aporte la EP, han construido referentes propios como la pedagogía de la tierra de los campesinos en Brasil, la pedagogía rebelde de los zapatistas en México y la educación propia de los indígenas en Colombia. La EP empieza a retomar y vitalizar sus vínculos con los movimientos sociales, para compartir sus acumulados, aprender de ellos y para seguir construyendo juntos pensamiento pedagógico y estrategias educativas emancipadoras.

3. La EP y las diferentes formas de discriminación

Los pueblos indios y afros, los movimientos de mujeres y los movimientos en torno a los derechos y la diversidad sexual, han venido reivindicando su derecho al reconocimiento de sus identidades, a ser respetados en la diferencia y modos de ser personal y colectivo. Con sus luchas han visibilizado las discriminaciones que ahondan las inequidades e injusticias características de nuestras sociedades. Han evidenciado las lógicas negadoras de la dignidad humana que predominan en la visión occidental y en los modelos culturales, religiosos y sociales hegemónicos.

La EP se ha visto urgida a reconocer estas dimensiones de la emancipación humana, estas nuevas expresiones de la lucha social y política. Por ello, se vienen revisando las prácticas de educación popular desde estas nuevas expresiones y dimensiones, que nos preguntemos críticamente cuánto nos falta por avanzar en este camino de la construcción de la equidad y la superación de toda forma de discriminación.

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Alfonso Torres Carrillo es educador popular colombiano. Profesor e investigador de la Universidad Pedagógica Nacional. Miembro del Programa Latinoamericano de Sistematización de experiencias del CEAAL.


Fuente: En: Educación popular: vigencias y desafíos. América Latina en Movimiento, ALAI, no. 499, octubre 2014 año XXXVIII, II época.  pp. 1-5




[1] Un desarrollo ampliado de dicha caracterización está en Torres Alfonso (2011). La Educación Popular. Trayectoria y actualidad. Caracas, UBV (disponible en la web)
[2] Son necesarias historias nacionales de la educación popular en cada uno de nuestros países.
[3] Han surgido universidades alternativas como la de las Madres de Plaza de Mayo y la de los trabajadores en Argentina, las indígenas interculturales en Ecuador y Colombia y la de la madre Tierra en México.

9 de noviembre de 2014

Aparecen muertos miles de peces Uas Moldugwas, de la especies, Canthigaster rostrata, en los Archipiélagos del Caribe Panameño

Por.: Arcadio Castillo[1] y Enzo Pérez[2]
 
Ua Moldugwa, Canthigaster rostrata
Desde el año pasado hemos avistado por los meses de septiembre, octubre y noviembre, en los archipiélagos del Caribe panameño, en Guna Yala y Bocas del Toro, una mortandad masiva de peces de la especie, Canthigaster rostrata[3], perteneciente a la Familia Tetraodontidae.

Comúnmente conocemos a estos pececillo como los pequeños Uas moldugwas. Estos pequeños peces tienen una talla de entre 2 a 3 ½ pulgadas, máximo de 4 ½ pulgadas, y pueden encontrase a profundidades de 5 (1.5 m) a 100 pies (30.5 m.).  

Son peces arrecifales y nadan sobre los pastos marinos para mordisquear las hierbas marinas, es decir son peces herviboros, pero también se alimentan de una gran variedad de invertebrados. Relativamente no tienen miedo a los buceadores, por lo general permiten un acercamiento cercano a ellos.

La actividad de los herbívoros, en particular los peces, juega un papel determinante en este proceso, es decir, consumen las algas pequeñas que forman el césped algal, lo que contribuye a evitar el excesivo crecimiento y expansión  de las macroalgas en los arrecifes coralinos.

Donde ha disminuido la abundancia de peces herbívoros de mediana y gran talla por efecto de la pesca no sostenible, es una de las causas del deterioro de los arrecifes coralinos.

En Guna Yala, específicamente por el sector de Yandub-Nargana-Aggwanusadub, y nos imaginamos que en el resto del archipiélago guna se observa esta fenómeno y la mortandad observado se da entre individuos de aproximadamente de 4 cm de longitud total, que llevados por las corrientes aparecen muertos en todas las playas de la isla en grandes cantidades.

Operadores de buceo recreativo y pescadores artesanales han  visto como  las densidades de esta especie se han multiplicado notoriamente en el arrecife coralino. En este sentido, se han recibido reportes desde la costa continental del sector de Gardi, donde igualmente, se registran aumentos en las densidades poblacionales de esta especie. En el archipiélago de Bocas el año pasado y este año se reportan estas muertes masivas del pez C. rostrata.

Por observaciones en campo, y consultas a expertos, se está manejando la hipótesis de un posible evento reproductivo que ha generado una explosión demográfica, la cual ha tenido como consecuencia una sobrepoblación y un eventual sobrepeso de su capacidad de carga.

En el 2008, se conoció de un caso similar con la misma especie en la Península de Yucatán[4], pero no tenemos mayor información al respecto. Otro caso en el 2013 fue en las playas de San Luis, San Andrés[5].

Sin embargo, la ANAM, deberá tomar una serie  de acciones para tratar de establecer puntualmente las posibles causas, y solicitar apoyo a varios instituciones de investigaciones marinas. En este sentido, estas instituciones deberán facilitar un protocolo en caso de mortandades de organismos marinos; como tomar muestras de agua en diferentes puntos del archipiélago, y muestras de individuos, las cuales deberán ser enviadas a estas instituciones para su análisis.

Es nuestro interés conocer si este fenómeno se ha presentado en otras regiones del Caribe y las posibles causas de este.






[1] M. Sc. Biólogo, especialista en Ictiología y piscicultura
[2] Educador Ambiental
-   Ambos son miembros del Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH)
[3] Comúnmente conocido como el pez globo afilada nariz del Caribe

5 de noviembre de 2014

El cambio climático amenaza con impactos irreversibles y peligrosos

ipcc
GRUPO INTERGUBERNAMENTAL DE EXPERTOS SOBRE EL cambio climático
2014/31/PR

COMUNICADO DE PRENSA DEL IPCC

2 de noviembre de 2014

Entrega concluyente del Quinto Informe de Evaluación:
El cambio climático amenaza con impactos irreversibles y peligrosos, pero existen opciones para limitar sus efectos
 
Transportando, haciendo turismo y enfrentando la subida del nivel del mar. Foto: Gubiler
COPENHAGUE, 2 de noviembre – La influencia humana en el sistema climático es clara y va en aumento, y sus impactos se observan en todos los continentes. Si no se le pone freno, el cambio climático hará que aumente la probabilidad de impactos graves, generalizados e irreversibles en las personas y los ecosistemas. Sin embargo, existen opciones para la adaptación al cambio climático, y con actividades de mitigación rigurosas se puede conseguir que los impactos del cambio climático permanezcan en un nivel controlable, creando un futuro más claro y sostenible.

Estas son algunas de las principales conclusiones del Informe de síntesis publicado el domingo por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El Informe de síntesis expone e integra las conclusiones del Quinto Informe de Evaluación del IPCC producidas por más de 800 científicos y publicadas en los últimos 13 meses: la evaluación del cambio climático más completa jamás realizada.

“Tenemos los medios para limitar el cambio climático”, afirmó R.K. Pachauri, Presidente del IPCC, quien añadió que “las soluciones son muchas y permiten el continuo desarrollo económico y humano. Todo lo que necesitamos es voluntad de cambio, y confiamos en que esa voluntad esté motivada por el conocimiento y la comprensión de la ciencia del cambio climático”.

El Informe de síntesis confirma que el cambio climático se constata en todo el mundo y que el calentamiento del sistema climático es inequívoco. Desde la década de 1950 muchos de los cambios observados no han tenido precedentes en los últimos decenios a milenios. “Nuestra evaluación concluye que la atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de dióxido de carbono han aumentado hasta niveles sin precedentes desde hace, por lo menos, 800 000 años”, dijo Thomas Stocker, Copresidente del Grupo de trabajo I del IPCC.

En el informe se expresa con mayor certidumbre que en anteriores evaluaciones el hecho de que las emisiones de gases de efecto invernadero y otros impulsores antropógenos han sido la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo XX.

Los impactos del cambio climático ya se han sentido en los últimos decenios en todos los continentes y océanos.

Cuanta mayor sea la perturbación de la actividad humana sobre el clima, mayores serán los riesgos. El informe concluye que las emisiones continuadas de gases de efecto invernadero causarán un mayor calentamiento y cambios duraderos en todos los componentes del sistema climático, con lo que aumentará la probabilidad de impactos generalizados y profundos que afecten a todos los niveles de la sociedad y el mundo natural.


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