27 de abril de 2015

La agroecología: puntal de la soberanía alimentaria

Rilma Román[1] y Marlen Sánchez[2]
 
Navegando por Nargandi (Yandub-Nargana) y observando
los sistemas agroecologicos de nainu. Foto: Gubiler
La humanidad hoy está amenazada, sometida a múltiples crisis de carácter estructural: política, energética, económica, ambiental y alimentaria. Desde el año 1992 en la Cumbre de Río, Fidel Castro alertó: “Una importante especie biológica está a punto de desaparecer por la rápida y progresiva eliminación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”. Como se definió en el Primer Encuentro de Agroecología y Semillas Campesinas, efectuado en Tailandia, en el mundo de hoy en día, nuestro sistema alimentario y las formas de vida rural están bajo el ataque del capital financiero internacional y las corporaciones transnacionales, que cuentan con el apoyo de gobiernos, acuerdos de libre comercio e instituciones financieras internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

La reestructuración neoliberal, liberalización, privatización y desregulación han creado el escenario para una ola, dirigida por las crisis recurrentes del sistema capitalista, de nueva inversión y capitalización del agronegocio y otras empresas que explotan los recursos rurales para agroexportaciones, agrocombustibles, plantaciones industriales (“desiertos verdes”) minería, represas y otras grandes infraestructuras, turismo, venta de agrotóxicos y transgénicos.

El capital ha “redescubierto” áreas rurales en una escala no vista desde la era de la conquista colonial, esto ha llevado al acaparamiento de tierra a escala masiva, llevando a los pueblos campesinos e indígenas, y a otros pueblos rurales, a una guerra verdadera por la tierra y el territorio con las transnacionales, el capital y los gobiernos, cuyas fuerzas represivas están desalojando y desplazando las poblaciones rurales y criminalizando sus movimientos, mientras que los medios de comunicación dominantes, pertenecientes al capital, estigmatizan la protesta social.

Cuando los pueblos rurales pierden sus tierras y territorios, éstos caen en las manos del agronegocio y otros acaparadores de tierra. El agronegocio promueve el monocultivo industrial que produce comida cara y no saludable, que hace que las personas se enfermen, que destruye la vida social de las comunidades rurales, llevando a la migración masiva, que envenena la tierra con agrotóxicos y transgénicos, y que es parte de un sistema alimentario global corporativo que es una de las principales fuentes de emisiones de gases con efecto invernadero, que están causando el calentamiento global.

El cambio climático, hoy, es una realidad: se elevan las temperaturas y el nivel del mar, existen grandes contaminaciones de la tierra y las aguas, baja fertilidad de los suelos, poca disponibilidad de agua, disminución de la biodiversidad, se incrementan los eventos climáticos extremos que ocasionan severos daños a las comunidades y los ecosistemas, incrementando la vulnerabilidad de las poblaciones más empobrecidas, en particular de las mujeres indígenas y rurales.

Soberanía alimentaria
La Vía Campesina promueve, desde 1996, la propuesta de Soberanía Alimentaria como un objetivo estratégico y como respuesta al concepto de Seguridad Alimentaria que ha ocasionado más hambre y pobreza a las familias campesinas.


“La agroecología se integra con la humanidad, en armonía y en equilibrio con la naturaleza, no la vemos aislada, está muy vinculada por las luchas por la tierra, el territorio, el acceso al agua, los mercados nacionales y locales, lo que propicia autonomía”.

La Soberanía Alimentaria es un concepto alternativo en el que se apoyan los pueblos en su lucha contra las políticas neoliberales, como aquellas impuestas por las instituciones financieras internacionales, la OMC y las corporaciones transnacionales del agronegocio, a través del libre comercio.

La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus políticas agrícolas y de alimentos, a proteger y regular su producción nacional agrícola y ganadera, a proteger sus mercados domésticos del dumping de los excedentes agrícolas y de las importaciones a bajos precios de otros países.

La Soberanía Alimentaria consiste en organizar la producción y el consumo de alimentos de acuerdo con las necesidades de las comunidades locales, otorgando prioridad a la producción y el consumo domésticos y locales. En consecuencia, los trabajadores sin tierra, el campesinado y la pequeña agricultura deben tener acceso a la tierra, el agua, las semillas y los recursos productivos así como a un adecuado suministro de servicios públicos.

La agroecología
Desde la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y la Vía Campesina Internacional (VC) promovemos la agroecología como el único camino, pertinente, viable y éticamente admisible para lograr la soberanía alimentaria, con la unión de las fuerzas, voluntades y capacidades de todos nuestros pueblos.

Identificamos la agroecología como patrimonio de los pueblos rurales y ancestrales, puesta al servicio de la humanidad, es un modo de ser, de vivir y de producir, tiene bases biológicas y sociales, con una fuerte relación con la naturaleza, con enfoque de género, con elevada diversificación, reciclaje de productos e insumos, gran autonomía a partir del autoabastecimiento y el abastecimiento local y regional de alimentos saludables.

De forma colectiva y en numerosos encuentros de intercambios nacionales e internacionales, hemos sistematizado las experiencias prácticas de la aplicación de la Metodología Campesino a Campesino o sencillamente la utilización de prácticas agroecológicas en los países que integran la CLOC y Vía Campesina, y hemos llegado, luego de varios años de trabajo, a los siguientes resultados:

La agroecología se integra con la humanidad, en armonía y en equilibrio con la naturaleza, no la vemos aislada, está muy vinculada por las luchas por la tierra, el territorio, el acceso al agua, los mercados nacionales y locales, lo que propicia autonomía. Se inicia con los campesinos y campesinas, los pueblos originarios y las semillas indígenas. Constituye un proceso social, cultural y político y es una herramienta para la transformación colectiva de la realidad, se basa en el intercambio, la cooperación y la acción colectiva entre los pueblos, en el diálogo horizontal entre los conocimientos campesinos e indígenas y los conocimientos científicos, es integral, política y respeta la Madre Tierra.

Las mujeres representan un papel fundamental ayudando a construir nuevas relaciones dentro de la familia contra el patriarcado, ofrece atención y nuevas oportunidades a los jóvenes, es liberadora y fortalece nuestra identidad colectiva como campesinos, pueblos indígenas y otras poblaciones rurales, sociales y culturales, produce alimentos sanos, es comunitaria y con valores anticapitalistas.

Estamos en contra y enfrentamos los agrotóxicos, los transgénicos, el monocultivo, los agronegocios, la sustitución de insumos y la agricultura orgánica neoliberal que mantiene el monocultivo, las leyes y tratados de semillas y su mercantilización, el verticalismo y la privatización de los conocimientos, la propiedad intelectual sobre la vida, el acaparamiento de tierras y los grandes latifundios privados, el patriarcado y otras formas de explotación, el ataque a la naturaleza, la mal llamada agricultura inteligente, en resumen, estamos contra el capital y el neoliberalismo que provocan hambre, desnutrición y crisis en el mundo.

Nuestra propuesta es continuar promoviendo la agroecología entre todas las organizaciones de la CLOC y Vía Campesina a través de programas de formación, visitas de intercambios, producción y distribución de materiales educativos y la identificación y documentación de casos exitosos ; promovemos la creación de programas, escuelas e institutos de formación agroecológicos (IALAs) y programas de Campesino a Campesino; la defensa y el fortalecimiento de los sistemas de semillas campesinas locales, la lucha por la tierra y el agua; exigimos a los gobiernos a todos los niveles la adopción de políticas públicas que favorezcan la agroecología y la soberanía alimentaria.

Los retos y los desafíos son muchos en nuestro largo camino hasta alcanzar la soberanía alimentaria de nuestros pueblos, por lo que le concedemos mucha importancia a la formación de las nuevas generaciones con la creación y puesta en marcha de los IALAs que forman a militantes y/o miembros, quienes son postulados por los movimientos campesinos, indígenas y afrodescendientes organizados en el continente como profesionales integrales altamente capacitados para la transformación social, capaces de contribuir significativamente con una agricultura autónoma, para la soberanía alimentaria, con la consolidación de los movimientos sociales campesinos, para la profundización de una cultura de convivencia democrática, participativa y protagónica de las comunidades, siempre en el marco de una interacción constructiva, ideológica y creadora.

Estos institutos se visualizan a mediano plazo como centros de educación superior que formarán estudiantes latinoamericanos y caribeños provenientes de la base de los movimientos campesinos, quienes, al regreso a sus regiones de origen, contribuirán con el desarrollo endógeno, integral y agroecológico de su región y a fortalecer las luchas contra el neoliberalismo, los agronegocios capitalistas, la dependencia en todas sus formas y la depredación ambiental. Su trabajo estará directamente orientado hacia el logro de la soberanía alimentaria y la integración solidaria de los pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo.

La CLOC/VC, en un contexto de tremendos embates del capital, se propone grandes desafíos que buscan pasar de una lucha movilizadora a una estrategia de formación constante y permanente en los campos políticos, ideológicos y técnicos de los y las militantes que asumirán objetivos claros para la continuidad de la lucha del movimiento campesino. La educación en los IALAs promueve la formación de estudiantes campesinos como profesionales integrales, con una nueva ética que contribuya con la organización de los trabajadores rurales, indígenas, pescadores y campesinos en la construcción y fortalecimiento de un nuevo modo de producción orientado hacia el socialismo, apoyado en la agroecología.


Fuente: En: Agricultura campesina para la soberanía alimentaria. América Latina en Movimiento. No. 502, Marzo 2015. ALAI. 21-23 pp.




[1] Rilma Román Nogueira es ingeniera agrónoma, miembro de la ANAP-Cuba. Coordina el colectivo de Semilla, Agroecología y Biodiversidad de la CLOC y la Vía Campesina Internacional.
[2] Marlen Sánchez, de la ATC de Nicaragua, es graduada del IALA de Venezuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario