29 de junio de 2015

La lección de democracia del “catalizador griego”

Unión Europea

Alberto Rabilotta
29/06/2015


Con la decisión del gobierno y el Parlamento griego de convocar el próximo 5 de julio a un referendo para que los ciudadanos decidan si aprueban o rechazan el dictado de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) –la Troika-, el gobierno de Syriza  ha llevado la cuestión de la crisis de la deuda al lugar que le pertenece, o sea al nivel político de la decisión popular, para que el pueblo decida la crucial cuestión política de si la sociedad existe o no, de si el pueblo es soberano o no.

Este referendo sobre “soberanía o sumisión” llega después de cinco meses de negociaciones entre el gobierno dirigido por el primer ministro Alexis Tsipras y la Troika, un proceso en el cual el gobierno de Syriza incorporó al pueblo haciendo públicas sus posiciones y las crecientes exigencias de la Troika.

Este fue un proceso de aprendizaje tanto para el pueblo como para el gobierno, ya que –como dijo Tsipras en su anuncio del referendo [1] -  “luego de cinco meses de duras negociaciones, nuestros socios han emitido en el Eurogrupo de anteayer (en referencia al jueves 25 de junio) un ultimátum a la democracia griega y a su pueblo. Un ultimátum que es contrario a los principios fundacionales y a los valores de Europa, los valores de nuestro proyecto común europeo”.

De entrada Syriza aceptó las reglas del juego impuestas por la Unión Europea (UE) y negoció sobre las bases –como decíamos en el artículo “El catalizador griego” [2]-  “de supervivencia social enunciadas en el Programa de Tesalónica, por el cual los ciudadanos griegos votaron en primer lugar”, con la salvedad, como entonces subrayó Tsipras, de que Grecia "es un país soberano, tenemos una democracia, tenemos un contrato con nuestro pueblo y lo vamos a respetar".

Partido de principios y soberanía popular

Era claro desde el principio que Syriza es un “partido de la izquierda radical”, como lo indica su nombre, pero que llegó al gobierno con apenas un poco más del tercio de los votos y que para alcanzar la mayoría en el Parlamento tuvo que coaligarse con el partido nacionalista Griegos Independientes. El resultado electoral, para cualquier análisis realista, implicaba que Syriza no podía asumir lo que algunos esperaban –con esperanza en la izquierda y con miedo en la cúpula de la UE-, o sea una decisión radical, como declararse en default y abandonar el euro.

Syriza planteaba (y sigue haciéndolo) la necesidad de transformar el modelo neoliberal de la UE –la estabilidad monetaria y las finanzas es todo y la sociedad no existe- para convertirlo en un modelo que dé prioridad a lo social, que compense las grandes asimetrías económicas existentes entre los países de la UE y que respete el principio de soberanía nacional cuando los pueblos así lo decidan, entre otras reivindicaciones muy legítimas.

Los dirigentes de Syriza nunca cerraron puertas a políticas radicales que llevasen a un default de la deuda, pero saben que Grecia no es Islandia (que no formaba parte de la UE) ni tampoco la Argentina (en lo económico), lo que significaba que cualquier radicalización debía responder al factor principal: ¿Está el pueblo griego dispuesto a enfrentar los sacrificios de un default para defender su soberanía?

No se puede culpar a Tsipras…

Hasta muy recientemente los sondeos han mostrado que no ¿Por qué? Por la simple razón de que el totalitarismo del sistema neoliberal de la UE ha logrado “acuñar” el euro en el pensamiento colectivo, como el “escudo protector” contra los males de la inflación, la inestabilidad cambiaria, y vaya a saber cuántas ilusiones más que constituyen actualmente la barrera de protección de la Troika.

Esta realidad, que no es diferente de la que encontramos en Italia, España, Portugal y otros países que el euro está estrangulando económica y socialmente, solo dejaba a Syriza la vía de emprender un difícil camino de negociar con la UE –a partir de un programa modesto, como es el de Tesalónica, pero aun así inadmisible para la Troika de la UE-, de tener que retroceder donde fuera necesario pero sin ceder en los principios y el mandato básico que había recibido en las elecciones, y hacer partícipe al pueblo griego de este proceso con vistas a que llegado el momento tuviera la oportunidad y el deber de sacar las conclusiones definitivas.

Si hay algo que debe reconocerse en este encomiable y democrático ejercicio de acción política es que no se puede avanzar radicalmente más allá de los límites de la voluntad popular, y en ese sentido la estrategia política de Syriza respeta y se ajusta al principio de que el pueblo tendrá la última palabra.

No hay que sorprenderse pues, de que la convocatoria referendaria sea criticada en los diarios y las agencias de los financieros. Por ejemplo, y con la candidez de quien adhiere a la teología de “la economía es todo y la sociedad no existe”, el economista británico Philips Shaw de la firma de inversiones Investec, criticó el referendo porque “usualmente en las democracias, son los tecnócratas y los políticos que se ocupan de los detalles, mientras los votantes son preguntados sobre asuntos amplios y de principios. Este (referendo) es una transferencia de responsabilidad del Parlamento a los electores”[3]

La casi totalidad de pronunciamientos y “análisis” de los últimos días giran en torno a la negociación y al fracaso, atribuido en general a la incomprensión del gobierno de Syriza frente a las “duras pero sensatas” políticas de la Troika, que constituyen –nos dicen esos economistas y políticos que no viven la realidad de la austeridad-, la única salida al mantenimiento de Grecia en la zona euro (ZE) y a la existencia futura de una economía viable en Grecia.

Raramente, como en un artículo del New York Times (NYT), se menciona que Tsipras dijo al Parlamento que la decisión de convocar a un referendo es para “honorar la soberanía de nuestro pueblo”, o que exhortó a que los griegos den un “gran NO al ultimátum” de los acreedores, reafirmando que su gobierno respetará el resultado del plebiscito, “no importa cuál sea”. Y el NYT cita a Panos Kammenos, dirigente del partido nacionalista Griegos Independientes que forma parte de la coalición de gobierno, quien describió el comportamiento de los acreedores hacia Grecia como “fascismo absoluto” y destinado a subyugar al pueblo griego: “Nos están pidiendo que nosotros aniquilemos a Grecia, dijo en un discurso interrumpido por sollozos” [4]

Una de las pocas interpretaciones realistas fue la del economista Paul Krugman, quien en su “blog” del NYT [5] señaló que “hasta ahora cada señal de una inminente ruptura de (la zona) euro fue falsa. Los gobiernos, no importa lo que digan durante las elecciones, ceden a las demandas de la Troika; mientras tanto, el BCE da los pasos para calmar a los mercados. Este proceso ha mantenido unida (la zona) euro, pero ha perpetuado la profundamente destructiva austeridad –no dejemos que unos pocos trimestres de modesto crecimiento en algunos países deudores oscurezcan el inmenso costo de cinco años de desempleo masivo”.

Agrega, el también Nobel de economía, que en términos políticos los grandes perdedores de este proceso han sido los partidos de centro-izquierda, cuyo sometimiento a (las políticas) de austeridad –y por lo tanto el abandono de lo que supuestamente estaban a favor-, les ha hecho más daños que esas mismas políticas a los partidos de centro-derecha. Me parece que la expectativa de la Troika –pienso que es tiempo de dejar de pretender que algo ha cambiado, y retornar al viejo nombre- o lo que al menos esperaba, es que Grecia fuera una repetición de esa historia. Que Tsipras hiciera lo usual, abandonar una parte de su coalición y probablemente verse forzado a una alianza con la centro-derecha, o que el gobierno de Syriza cayera. Lo que puede pasar.

Pero al menos hasta ahora, continúa Krugman, Tsipras no parece decidido a aceptar una derrota. Al contrario, frente al ultimátum de la Troika ha programado un referendo sobre si hay que aceptarlo. Esto ha llevado a muchas discusiones y declaraciones que lo presentan como irresponsable, pero de hecho él está haciendo lo correcto, por dos razones. Primero, si gana el referendo, el gobierno griego saldrá fortalecido por la legitimidad democrática, que sigue teniendo, pienso yo, importancia en Europa (Y si no la tiene, eso también necesitamos saberlo).

Según Krugman, hasta ahora Syriza ha estado en una difícil situación política, con los votantes al mismo tiempo furiosos contra las nunca satisfechas exigencias de austeridad y no dispuestos a abandonar el euro, y agrega que siempre ha sido difícil –y sigue siéndolo-  ver cómo reconciliar ambas posiciones, y seguidamente apunta que el referendo plantea a los votantes, en efecto, que escojan su prioridad, y eso le da a Tsipras el mandato para hacer lo que debe si la Troika lo empuja en ese camino.

Krugman finaliza expresando que si le preguntaran, diría que “empujar las cosas hasta este punto ha sido un acto de monstruosa locura de parte de los gobiernos e instituciones acreedores. Pero lo han hecho y no puedo culpar a Tsipras por dirigirse a los votantes, en lugar de volverse contra ellos”.

El choque en cámara lenta del tren económico de Grecia no solo está erosionando la defectuosa unión monetaria. No importa cuál sea el resultado de las reuniones de crisis de esta semana entre los líderes europeos en Bruselas, el prestigio de las dos instituciones que son elementos claves del acuerdo posterior a la segunda Guerra Mundial, el FMI y la UE en sí misma, han sufrido un daño permanente. Rara vez  los líderes de las instituciones del mundo Occidental se han mostrado tan ineptos estratégicamente como lo han hecho frente a la crisis en Grecia, con respuestas impregnadas de pánico y rencor, escribe Peter Tasker –un analista  basado en Tokio-, en la publicación Nikkeii Asian Review [6].

Tasker señala que aún ahora, la prioridad absoluta de la elite europea –el club de “la vieja Europa” encabezado por Alemania-, parece querer mantener la divisa euro en su forma actual, no importa su costo en términos de desempleo y colapso social en el sur de Europa. La alternativa de sentido común, permitir que un país pueda manejar su controlada salida del euro y reestructurar sus deudas mientras sigue siendo miembro de la UE, es demasiado tabú como para ser discutida.

Soberanía o sumisión

Será la expresión soberana del pueblo la que decidirá si quiere sobrevivir en tanto que tal, con todas las ventajas y sacrificios que implica a corto y mediano plazo el rechazo de las exigencias de la Troika, o si acepta someterse al dictado de la Troika para seguir aplicando el despiadado régimen de austeridad destinado a satisfacer a los acreedores de una deuda en gran parte ilegal y, más importante aún, a sentar el ejemplo de que es necesario enterrar definitivamente la soberanía de los pueblos para poder así someterlos per secula seculorum a pagar una renta a los oligarcas que controlan el parasitario sistema financiero occidental.

Cuando escribí “El catalizador griego”, la razón principal era la de hacer ver que el triunfo electoral de Syriza era un fenómeno político importante porque ponía sobre la mesa la cuestión “soberanía o sometimiento” de los pueblos en el contexto del sistema de gobernanza de la UE, señalando que se abría una lucha política caracterizada por una terrible asimetría.

Señalaba que en “el origen de estos fracasos está la falta de democracia en el sistema de gobierno y ese funcionamiento de tipo empresarial que quedó bien en claro en 2011, cuando la CE cambió de un plumazo a los primeros ministros de dos gobiernos nacionales porque no obedecían al pie de la letra las ordenes de la CE, del BCE y del FMI, de la Troika: Yorgos Papandreu, primer ministro de Grecia, reemplazado por Lukas Papademos (2011-2012) y Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia, por Mario Monti (2011-2013). O sea que la Troika desalojó a gobernantes electos para poner a sus procónsules, que habían hecho carrera en el sistema financiero de Wall Street y la UE”.

Y que “al oponerse a este sistema, Syriza no solamente sienta un excepcional ejemplo sino que pone en tela de juicio el rígido sistema de gobernanza, que de paso hay que aclarar que es un término muy usado para definir en la UE el sistema de gobierno, pero en realidad apropiado para la verticalidad del sistema de toma de decisiones de las empresas transnacionales o de las antiguas monarquías absolutas, y no para las sociedades democráticas o que se dicen tal”.

Lo importante de este proceso, que dentro de Grecia fue comunicado al pueblo para que tuviera la última palabra, es que ha hecho renacer la opción política, basada en la soberana voluntad popular, lo cual –no importa el resultado del referendo-, es una derrota importante y de vastas consecuencias para el totalitarismo de los mercados, el neoliberalismo.

Nadie ignora que lo que ha sucedido y sucederá en Grecia es muy importante para el proceso en curso en España, donde el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, dijo que en su opinión “el problema no es Grecia, el problema es Europa. Alemania y el FMI están destruyendo el proyecto político de Europa () están atacando a la democracia” [7]

Syriza entre el No y el SI

Los referendos sobre asuntos cruciales tienen que dar resultados inapelables, en uno u otro sentido, y más cuando el gobierno que los convoca afirma, como es el caso con Syriza, que respetará el resultado.

Si el resultado es claramente mayoritario por el NO a las exigencias de la Troika, el gobierno de Syriza saldrá fortalecido y la Troika sufrirá una primera y gran derrota política, que junto a las disidencias internas sobre la agresiva política de la UE contra Rusia, la creciente oposición popular contra el Tratado Transatlántico con Estados Unidos y el rechazo al `sistema de cuotas` para recibir los refugiados e inmigrantes ilegales, puede poner en tela de juicio el sistema de gobernanza de la UE.

Un triunfo de Syriza podría, si se corrige un tanto la inepcia de la dirigencia de la UE, como la define Tasker, abrir paso a una negociación sentada en otros términos que aquellos fijados exclusivamente por los acreedores. Pero si la inepcia persiste en la cúpula de la UE no es descartable que como única vía quede la confrontación, lo que puede llevar a la salida de Grecia de la ZE y de la UE.

Si el pasado y el presente sirven de referencia, no hay muchas esperanzas de cambios reales en esa cúpula, más allá de las buenas palabras que edulcoran las malas políticas.

El futuro de Syriza en el gobierno no debe depender necesariamente de un resultado desfavorable en el plebiscito del 5 de julio, a menos de una derrota con márgenes bien superiores al 50 por ciento que sirva a las fuerzas de la oposición y al megáfono de la UE para crear una desestabilización política en medio de la grave crisis de liquidez monetaria que la BCE ya provocó al cerrarle a Grecia el uso de los fondos de urgencia.

El proceso comenzado por Syriza, de negociar sin tapujos y de mostrar en la práctica lo bien fundado de las reivindicaciones de la izquierda radical ha servido tanto para el gobierno como para el pueblo, es muy valioso y debería ser  preservado y profundizado porque en definitiva es el único proceso que puede convertir al pueblo de espectador en actor, y hacer renacer la política como instrumento para fortalecer (y no enterrar) la democracia en la UE, y servir de guía a las experiencias que sin duda vivirán otros pueblos muy próximamente.

En síntesis, esta es la lección del “catalizador griego”.

_________________
  • Alberto Rabilotta es periodista argentino - canadiense.


Notas:

[1] Discurso de Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, anunciando la convocatoria al referendo griego, Página/12, 29 de junio 2015. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-275966-2015-06-29.html
[2] El catalizador griego, ALAI  http://www.alainet.org/es/active/80771


25 de junio de 2015

Agricultura “climáticamente inteligente”, otro engaño del agronegocio

Globalización 23/06/2015

Por Carmelo Ruiz Marrero

"El movimiento global por la agroecología identifica la agricultura climáticamente inteligente como parte de una tendencia preocupante hacia la cooptación y acomodación de la agroecología al paradigma convencional de la revolución verde."

El modelo de agricultura convencional, corporativo, industrializado e intensivo en el uso de agroquímicos, también conocido como la revolución verde, es objeto de críticas cada vez más contundentes en años recientes por parte de científicos, académicos, agricultores, ecologistas, la sociedad civil, y movimientos por el cambio social de todas partes del mundo. Los proponentes y practicantes de alternativas ecológicamente sustentables, científicamente fundamentadas y socialmente justas, como la agroecología y la soberanía alimentaria, están entrando en territorio que antes era monopolizado por los gigantes corporativos de la agroquímica y sus aliados en los ministerios de gobierno y la academia. El agro convencional, representado ante la opinión pública por corporaciones como Monsanto y Syngenta, está perdiendo la aceptación del público. Está en la defensiva y va perdiendo terreno todos los años a medida que se generaliza por el mundo la noción de que otra agricultura es posible.
 
Agroforestería guna: mama (yuca) + árboles (Cangandi). Foto: Gubiler
En 2008 el modelo de la revolución verde recibió un golpe decisivo con la publicación de la Evaluación Agrícola de las Naciones Unidas. Oficialmente llamada la Evaluación Internacional del Conocimiento, Ciencia y Tecnología Agrícolas para el Desarrollo (IAASTD), fue la mayor y más minuciosa evaluación del estado de la agricultura mundial jamás realizada. Financiado por el Banco Mundial y agencias de la ONU, el informe fue redactado por sobre 400 científicos, desarrollado mediante un proceso participativo sin precedentes en el cual gobiernos, la academia, el sector empresarial y la sociedad civil trabajaron juntos en condiciones de igualdad, y sujeto a dos revisiones por los pares independientes. El IAASTD fue co-presidido por el científico suizo Hans Herren, ganador del Premio Mundial de Alimentos de 1995 y el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood) de 2013.

Las conclusiones del informe fueron devastadoras para la agricultura de revolución verde. “La agricultura moderna, tal como hoy se practica en el mundo... está explotando excesivamente el suelo, nuestro recurso natural básico, y es insostenible porque hace un uso intensivo tanto de la energía proveniente de los combustibles de origen fósil como del capital, al mismo tiempo que básicamente no tiene en cuenta los efectos externos de su actividad”, declaró Herren. “Si seguimos con las actuales tendencias en materia de producción de alimentos agotaremos nuestros recursos naturales y pondremos en peligro el futuro de nuestros niños.”

El informe IAASTD recomienda sistemas alimentarios descentralizados, ecológicamente sustentables y democráticamente controlados, precisamente lo que productores ecológicos han estado recomendando y poniendo en práctica. En cuanto a las tecnologías transgénicas agresivamente promocionadas por Monsanto y otros gigantes de la biotecnología agrícola, el informe expresó escepticismo y aconsejó cautela en torno a esta tecnología (1).

Frente al desafío de IAASTD y más recientes informes científicos que validan la viabilidad y necesidad de la práctica agroecológica, la agricultura industrial se encuentra cada vez más presionada para probar su caso y demostrar su relevancia frente a las crisis globales financiera, energética, alimentaria y de agua, al igual que la amenaza del cambio climático. Algunos de sus defensores ahora adoptan una postura conciliadora, y afirman que ambas modalidades de producción agrícola pueden ser combinadas de manera armoniosa. Este argumento fue presentado por Jonathan Foley, profesor de la Universidad de Minnesota, en un artículo publicado en la portada de la revista National Geographic de mayo 2014 (2). Foley delinea un plan para alimentar el mundo con remiendos tecnológicos, que propone mezclar “las mejores” técnicas de las fincas orgánicas con las de operaciones agroindustriales de alta tecnología. La propuesta, que viene con una atractiva presentación mediática, concuerda con las ideas convencionales que predominan en los círculos de política agrícola. (3)

En esa misma línea, en 2010 la Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU (FAO) presentó una propuesta llamada “agricultura climáticamente inteligente”, que busca incorporar algunos elementos ecológicos al agro para atender el peligro del cambio climático.

Según la FAO:

“La agricultura climáticamente inteligente (CSA) pretende mejorar la capacidad de los sistemas agrícolas para prestar apoyo a la seguridad alimentaria, e incorporar la necesidad de adaptación y las posibilidades de mitigación en las estrategias de desarrollo agrícola sostenible.

La CSA propone enfoques más integrados en relación con los desafíos fuertemente interrelacionados de la seguridad alimentaria, el desarrollo y el cambio climático, con el fin de ayudar a los países a determinar las opciones que les suponga un beneficio máximo y cuyas ventajas comparativas deban ponderarse. La CSA reconoce que la materialización de las opciones dependerá del contexto y la capacidad de cada país, así como de su acceso a una información más completa, la armonización de las políticas, la coordinación de los acuerdos institucionales y la flexibilización de los incentivos y los mecanismos financieros. El concepto de CSA evoluciona permanentemente y no existe un planteamiento único que pueda utilizarse.” (4)

En septiembre de 2014 la FAO fundó la Alianza Global por la Agricultura Climáticamente Inteligente (5). Esta alianza se describe a sí misma como “una alianza voluntaria de socios dedicados a atender los retos que enfrentan la seguridad alimentaria y la agricultura ante un clima cambiante.” Sus integrantes incluyen:

The Nature Conservancy - Organización conservacionista estadounidense activa en más de 30 países que posee activos valorados en más de 6 mil millones de dólares. Sus socios corporativos incluyen a Dow Chemical, Coca Cola, y la gigantesca agroempresa Cargill (6). Incurrió en gran controversia en 1993 al unirse a la campaña en pro del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN).

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) - Con sede en Suiza, la UICN es uno de los grupos ambientalistas más influyentes del mundo. Tiene un presupuesto anual que supera los $100 millones, y sobre mil empleados que manejan proyectos de conservación en el mundo entero. Sus socios incluyen el gobierno de Estados Unidos (Departamento de Estado y USAID), el Banco Mundial, la minera Rio Tinto, la petrolera Shell, y la superempresa procesadora de alimentos francesa Danone. (7)

Environmental Defense Fund - Líder del ambientalismo neoliberal en EEUU. También se sumó a la campaña por el TLCAN. Sus socios corporativos incluyen McDonald’s y Wal-Mart. (8)

World Resources Institute (WRI) - Tanque de pensamiento super-elite de recursos naturales radicado en Washington DC. En su junta directiva están el ex-presidente mexicano Felipe Calderón, y Harriet C. Babbitt, ex-embajadora de EEUU ante la Organización de Estados Americanos. Anteriores directores han incluido al ambientalista celebridad Al Gore, el ex-presidente neoliberal de Brasil Fernando H. Cardoso, el ex-presidente costarricense José M. Figueres, y ejecutivos de Wal-Mart y Citigroup. (9)

World Business Council for Sustainable Development - Portaestandarte mundial del ambientalismo corporativo desde su fundación en 1992. Sus miembros incluyen ejecutivos de Unilever, Toshiba, Toyota, Royal Dutch Shell, Chevron, la minera brasileña Vale, Pepsico, Syngenta, Monsanto y Dupont. (10)

Ecoagriculture Partners - Grupo que promueve una forma de agricultura “sustentable” amigable con los intereses corporativos y con el modelo de la revolución verde. Sus socios incluyen el WRI, el Banco Mundial, el Departamento de Agricultura de EEUU, y la Fundación Rockefeller. (11)

Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) - Consorcio de los financiadores de la revolución verde.

También: La empresa Danone, y sobre 20 gobiernos, incluyendo los de EEUU, Reino Unido, México, Costa Rica y Francia.

Interesante que no aparecen fabricantes de pesticidas agrotóxicos en la lista de miembros de la Alianza, pero la industria de fertilizante luce muy interesada en asegurarse de que el agro “climáticamente inteligente” sea adoptado como norma mundial (12). En la Alianza están representados la International Fertilizer Industry Association, el Fertilizer Institute- brazo de investigación y desarrollo de la industria-, y Yara y Mosaic, dos de las mayores compañías de fertilizante del mundo.

Tan pronto la Alianza anunció su existencia, la Via Campesina emitió una carta abierta cuestionando sus motivos (13). Citamos del documento:

“Como mujeres, hombres, campesinos, pequeños granjeros familiares, migrantes, trabajadores rurales, indígenas y jóvenes de La Vía Campesina, denunciamos a la Agricultura Climáticamente Inteligente... (la cual) es la continuación de un proyecto iniciado con la Revolución Verde en la década de 1940 y que continuó de los 70 a los 80 con los proyectos de Reducción de Pobreza del Banco Mundial y los intereses de las corporaciones involucradas. Estos proyectos, como la mentada llamada Revolución Verde, diezmaron las economías campesinas particularmente en el Sur, al grado que muchos países, como México, por ejemplo, que fueron auto-suficientes en producción de comida en un par de décadas se hicieron dependientes del Norte para poder alimentar a su población.

La consecuencia de estos proyectos, dictados por la necesidad de expansión del capital industrial, fue el acaparamiento y la integración de los productores y la producción agrícola tradicional con la agricultura industrial y su régimen alimentario… El resultado ha sido la pérdida de la seguridad y la soberanía alimentaria, la transformación de países de exportadores netos de comida a importadores, no tanto porque no pueden producir comida sino porque ahora producen materia prima para producir alimentos industriales, para elaborar combustibles y para fabricar productos para su venta y especulación en los mercados financieros mundialmente.

Hoy en día, varios de los mismos actores de esos proyectos, como el Banco Mundial, son las fuerzas tras la imposición de la agricultura climáticamente inteligente como solución para resolver el cambio climático e incrementar el ingreso de los campesinos pobres con la misma tesis fallida de que lo que se necesita es incrementar su productividad. Es claro que la intención es implantar el mercado de la Revolución Verde como una solución al cambio climático, a la pobreza y además como una propuesta de desarrollo sostenible en el medio rural. Identificamos esto como parte de un largo proceso de proyectos de ajuste estructural “verdes” requeridos por un sistema económico y una clase política en apuros, porque han agotado otros lugares para sus inversión financieras enormes y ahora ven la agricultura y las tierras agrícolas como la nueva frontera para dichas inversiones especulativas.”

El organizador comunitario haitiano Chavannes Jean-Baptiste, líder del movimiento campesino MPP y miembro del Comité de Coordinación Internacional de La Vía Campesina, señaló en una entrevista que la agricultura climáticamente inteligente es un concepto “bastante vacío, en el que puede entrar todo... Para La Vía Campesina es el mismo proceso que inició con la revolución verde y que sigue desarrollando pesticidas químicas, partiendo de las semillas híbridas, hoy las transgénicas”. (14) Añadió que es un engaño decir que con la agricultura climáticamente inteligente se va a resolver el hambre en el planeta y al mismo tiempo luchar contra el calentamiento global, cuando de hecho es simplemente “una cara ‘modificada’ de la agricultura industrial que va a seguir acaparando las tierras, acaparando el agua, la energía... Es una forma de recolonización”.

“Sabemos que la FAO está manipulada por los países del Norte que están defendiendo el capitalismo verde, por las multinacionales que tienen acceso a los dirigentes de la FAO”, añadió Baptiste. “Sabemos que la FAO está defendiendo la agricultura climáticamente inteligente, y nosotros estamos en contra de este tema. Es una manera de utilizar el tema clima para engañar a los pueblos y seguir acabando con los recursos naturales; porque son las multinacionales … que están manipulando a los gobiernos, y los sectores populares no pueden incidir adentro… lo que hay que cambiar no es el clima, hay que cambiar el sistema capitalista. Porque el calentamiento global es una consecuencia del acaparamiento de los recursos naturales para el capitalismo verde”.

El movimiento global por la agroecología identifica la agricultura climáticamente inteligente como parte de una tendencia preocupante hacia la cooptación y acomodación de la agroecología al paradigma convencional de la revolución verde. Este asunto se discutió en el Foro Internacional de Agroecología que tomó lugar en el país africano de Mali en febrero de 2015. Citamos a continuación de la declaración final del Foro:

“La presión popular ha instado a muchas instituciones multilaterales, gobiernos, universidades y centros de investigación, algunas ONGs, corporaciones y otras instancias a finalmente reconocer la ‘agroecología’. No obstante, han intentado reducir el concepto a una mera propuesta de tecnologías para ofrecer algunas herramientas que suavizan la crisis de sostenibilidad de la producción alimentaria industrial sin desafiar las estructuras de poder existentes. Esta cooptación de la agroecología para ‘maquillar’ el sistema alimentario industrial y ofrecer un discurso ecologista de cara a la galería recibe varios nombres, entre ellos ‘agricultura climáticamente inteligente’, ‘intensificación sostenible o ecológica’, producción industrial de monocultivos de alimentos “orgánicos’, etc. Para nosotros, esto no es agroecología. Rechazamos tales calificativos y lucharemos en denunciar y frenar esta apropiación insidiosa de la agroecología.” (15)

En cuanto a alternativas y soluciones, dice la declaración del foro:

“Las soluciones reales a las crisis del clima, de la malnutrición, etc., no pasan por conformarnos con el modelo industrial. Debemos transformarlo y construir nuestros propios sistemas alimentarios locales que crean nuevos vínculos urbanos y rurales basados en la producción alimentaria genuinamente agroecológica por parte de los campesinos, pescadores artesanales, pastoralistas, pueblos indígenas, agricultores urbanos, etc. No podemos permitir que la agroecología sea una herramienta del modelo de producción alimentaria industrial: la entendemos como la alternativa esencial a ese modelo y como el medio de transformar la manera en que producimos y consumimos los alimentos en algo mejor para la humanidad y nuestra Madre Tierra.”
_________
Ruiz Marreroes periodista y autor puertorriqueño. Dirige el Blog de Bioseguridad y el Monitor de Energía y Ambiente de América Latina. Su más reciente libro, “El Gran Juego de Ajedrez Botánico”, fue publicado por Editorial Tiempo Nuevo en enero de 2015. Su identificación en Twitter es @carmeloruiz.

Notas:

1.     Para más información leer Carmelo Ruiz Marrero “El gran debate de la agricultura mundial” 16 de agosto 2011 - http://www.rebelion.org/noticia.php?id=134080
3.     Los argumentos falaces de Foley fueron expertamente rebatidos por Eric Holt Giménez, director de la organización Food First, y por el agricultor George Naylor. “Feeding five billion: Five steps to the wrong solution”. Food First, 25 de abril 2014, http://foodfirst.org/feeding-nine-billion-five-steps-to-the-wrong-solution/; “National Geographic's 'Five Steps' Won't Feed The World: An Iowa Farmer's View” Huffington Post, 9 de mayo de 2014, http://www.huffingtonpost.com/george-naylor/national-geographics-five_b_5290883.html.
11.   El entomólogo de la Universidad de California, Miguel Altieri, una de las mayores autoridades del mundo en el campo de la agroecología, argumentó en una extensa crítica que la ecoagricultura que promueve Ecoagriculture Partners no es más que una aberración de la agricultura orgánica, orientada a los intereses corporativos; http://www.i-sis.org.uk/CHSA.php


18 de junio de 2015

Género y REDD+: la verdad acerca de la participación de las mujeres en las decisiones forestales

17
Jun 2015
 
En todo el mundo las mujeres indican tener menos participación que los hombres en las decisiones relacionadas al uso del bosque. Foto Freddy Polo – CIFOR.
LIMA, Perú. La iniciativa mundial REDD+, con su énfasis en el manejo sostenible de los bosques, es generalmente dirigida a las comunidades y a lo que ellas pueden hacer para ayudar a asegurar su futuro.

Y aun cuando la sociedad civil subraya la importancia de  ayudar a las comunidades forestales pobres e indígenas, un nuevo estudio del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) evidencia la existencia de un grupo muchas veces ignorado: las mujeres.

“El objetivo de REDD+ es reducir las emisiones generando un cambio en la forma que las personas utilizan los recursos forestales”, explica la científica de CIFOR, Anne Larson, autora principal del estudio. “Pero a menos que entendamos cómo se gestionan los bosques y cómo las mujeres los utilizan, existe el riesgo de que las decisiones que se tomen tengan un impacto negativo en los medios de vida y la resiliencia de las mujeres”.


Aunque los proyectos de REDD+ incluyen salvaguardas dirigidas a garantizar que las mujeres no sean afectadas, a menudo se enfocan sólo en la participación de las mujeres en reuniones, sin tener en cuenta si las mujeres se sienten incluidas y si su participación realmente influye en las decisiones de la comunidad, dice Larson.

Aun cuando las mujeres consideran que tienen influencia, según Larson la evidencia sugiere que no están siendo informadas sobre las cuestiones relacionadas con REDD+.

“Este es un problema estructural relacionado con las relaciones de género”, dice la investigadora. “Promocionar la participación sin abordar las cuestiones subyacentes de género no va a resolver el problema; aunque, obviamente, la participación legítima es un comienzo”.

¿QUÉ DICEN LOS GRUPOS FOCALES?

Estudios anteriores han demostrado que las mujeres en las comunidades forestales tienden a tener menos voz que los hombres y participan menos en las decisiones, especialmente en lo que se refiere a manejo forestal.

Esto podría deberse a varias razones, según Larson, que van desde el tiempo dedicado por las a las tareas del hogar hasta los conflictos con su cónyuge si pasan demasiado tiempo fuera del mismo.

En la investigación, parte del Estudio Global Comparativo de CIFOR sobre REDD+, Larson y sus colegas llevaron a cabo entrevistas mediante la estrategia de grupos focales en 77 comunidades que participaron en 20 iniciativas subnacionales de REDD+ en Brasil, Camerún, Indonesia, Perú, Tanzania y Vietnam.

Los grupos focales se dividieron en grupos sólo de mujeres y también en grupos mixtos pero con mayoría de hombres.

Los investigadores examinaron cuánto sabían las personas sobre REDD+ en cada grupo; cuánta influencia tenían las mujeres en la toma de decisiones de la comunidad y el manejo forestal; cómo utilizaban las mujeres los bosques en comparación con los hombres y los compromisos específicos de las iniciativas REDD+ en relación con las mujeres.

Según los resultados, las mujeres generalmente sentían que tenían menos voz en las decisiones relacionadas con los bosques, aunque más participación en las decisiones del hogar en lo referido al uso de los recursos forestales que en las decisiones comunitarias.

En general los grupos donde sólo participaron mujeres sabían menos sobre REDD+ y/o la iniciativa local de REDD+ (41%) que los grupos mixtos (67%).

ACTIVIDADES DE CAZA Y EL HOGAR

Las formas en que hombres y mujeres usan el bosque son claves para determinar las diferencias existentes entre ambos.

En las comunidades estudiadas, los hombres participan más en las actividades de caza y recolección de madera, mientras que las mujeres pasan más tiempo recogiendo leña, frutas y verduras.

“Investigaciones anteriores han sugerido que las mujeres tienden a utilizar más los recursos para uso doméstico, mientras que los hombres generalmente controlan los que se comercializan”, dice Larson.

El estudio concluye que sería un error suponer que en ausencia de las mujeres en reuniones, los hombres sabrían cómo representarlas en las negociaciones o discusiones. Y esto se debe a que “tal vez ni siquiera entiendan cómo difieren los criterios o prioridades de las mujeres de las de ellos, respecto a los bienes forestales y los servicios”.

“Las diferencias de género deben ser reconocidas y consideradas en REDD+”, enuncia.

El estudio también afirma que las “políticas y acciones que supuestamente son ‘neutrales en lo que al género se refiere’ podrían tener efectos perjudiciales en las mujeres y su contribución a los ingresos y el bienestar del hogar”.

Anne Larson advierte que, “a pesar de que las mujeres indicaron que eran representadas y que podían influir en las decisiones, estaban menos informadas acerca de los proyectos REDD+ en sus comunidades que los grupos dominados por hombres. Eso significa que las mujeres podrían en realidad estar siendo más excluidas de lo que creen”.

“El estudio presenta algunas lecciones para los proyectos de REDD+ y para políticas más equitativas hacia las mujeres y los hombres”, según Larson.

La participación de las mujeres debe ir más allá de la simple asistencia a reuniones y sesiones de formación, indica. “Ellas deberían participar en todos los aspectos de REDD+: el diseño, las decisiones, el desarrollo de capacidades y los beneficios”. “Lo más importante es la necesidad de llevar a cabo un análisis de género a nivel de la comunidad”, dice Larson.

“Con solo incluir a las mujeres en las reuniones el problema no está resuelto”.

Para obtener más información sobre la investigación en género y REDD+ de CIFOR, por favor póngase en contacto con Anne Larson en A.Larson@cgiar.org



Fuente: LOS BOSQUES en la noticia. Blog CIFOR