26 de abril de 2016

Soberanía alimentaria y cambio climático


26/04/2016

El cambio climático ha devenido, en poco tiempo, en uno de los “asuntos globales” de importancia crítica de nuestro tiempo. A partir de allí ha permeado todas las esferas de la vida social y política hasta dotarse de una centralidad omnipresente que peligrosamente lo naturaliza.



En 1958, Charles David Keeling comenzó a medir la concentración de Dióxido de Carbono (CO2) en la atmósfera de la Tierra en el Observatorio Mauna Loa (Hawai). Su proyecto impulsó medio siglo de investigación que expandió el conocimiento sobre el cambio climático. Más allá de los más de 50 años de estudio, sin embargo, la sociedad global no ha encontrado soluciones reales al problema del calentamiento global. ¿Por qué?

La política de cambio climático, tanto en los niveles internacionales como nacionales, se caracteriza por un alto grado de despolitización de la crisis y por una interpretación apolítica de las causas y efectos. En vez de debates políticos, lo que gana importancia es el conocimiento experto, la mediación de intereses y la gestión del cambio. Mientras que en las políticas oficiales de adaptación predominan estrategias tecnológicas y medidas para mejorar las bases de datos sobre las transformaciones ambientales futuras, desaparece el contenido político real de la vulnerabilidad y de los procesos de adaptación. Pero los procesos de adaptación son inherentemente procesos conflictivos, en los cuales se dan disputas sobre quiénes tienen y regulan el acceso al agua, a la tierra, a los bosques, etc., y quiénes determinan las formas y las prácticas de uso de estos recursos.

Contra el grupo de los llamados “escépticos”[1], creemos que no se trata simple o solamente de una mera especulación o de una eventual amenaza futura. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC/IPCC) establece que el calentamiento global es “inequívoco”[2]. No cabe duda tampoco que sus efectos patentes –aumento progresivo en los niveles de temperatura y del mar, crecientes fenómenos climáticos que azotan a comunidades y ecosistemas, acelerada degradación medioambiental que amenaza el suministro de agua y alimentos, entre otros– representan una amenaza global no sólo para la economía sino para la propia subsistencia humana en el planeta. Por lo tanto, el cambio climático implica una clara amenaza a la soberanía alimentaria de los pueblos.

Por su parte la economía verde es presentada como la gran solución cuando en realidad, con sus diferentes mecanismos, representa una despolitización del debate sobre las causas y consecuencias del calentamiento global y acaba, por lo tanto, convirtiéndose en pura propaganda sobre las “oportunidades” para cambiar mientras se hacen grandes negocios climáticos.

Pero el problema del hambre es tan antiguo como la humanidad. A lo largo de los siglos, la escasez de alimentos, la desnutrición y las hambrunas han asolado y diezmado a numerosos pueblos en todo el mundo, provocando diversos conflictos, guerras y migraciones forzadas. En algunos casos, las causas se han debido a factores climáticos, en otros son producto de decisiones políticas y económicas.[3] Entre estas últimas, se destaca la hambruna acaecida en Irlanda en 1846 debida al monocultivo de papa de una sola variedad, que resultó ser susceptible a la enfermedad denominada “tizón tardío de la papa”. Este alimento era la base de sustento de toda la población, y la enfermedad afectó a prácticamente todos los cultivos de papa del país, provocando la muerte y la migración en masa de los sobrevivientes, en especial hacia el continente americano.

Actualmente la agricultura industrial es la principal causa de emisión de gases con efecto invernadero. El uso creciente de fertilizantes sintéticos y agrotóxicos, la maquinaria pesada que se requiere para laborar las extensiones de monocultivos, junto con la deforestación y el alto consumo energético del sistema de distribución y comercio de alimentos a gran escala (refrigeración, residuos y transporte), hacen que las corporaciones sean responsables por la mayor parte de las emisiones. La agricultura industrial está basada en el uso de combustible fósil y un alto consumo energético. De esta manera se posiciona claramente, junto con los intereses de la biotecnología y la industria energética, contra los agricultores y los ciudadanos en general.

Agricultura campesina: respuesta al cambio climático

Como es conocido, el concepto de Soberanía Alimentaria fue lanzado por Vía Campesina en 1996 en Roma, durante un Foro Mundial por la Seguridad Alimentaria que se realizó paralelo a la Cumbre Mundial de la Alimentación organizada por la FAO. En el momento de su lanzamiento, la Soberanía Alimentaria fue definida por la Vía Campesina como “el derecho de cada nación de mantener y desarrollar su propia capacidad de producir alimentos que son decisivos para la seguridad alimentaria nacional y comunitaria, respetando la diversidad cultural y la diversidad de los métodos de producción”. Así mismo declaraba: “Nosotros, la Vía Campesina, un movimiento creciente de trabajadores agrícolas, organizaciones de campesinos, pequeños y medianos productores, y pueblos indígenas de todas las regiones del mundo, sabemos que la seguridad alimentaria no puede lograrse sin tomar totalmente en cuenta a quienes producen los alimentos. Cualquier discusión que ignore nuestra contribución, fracasará en la erradicación de la pobreza y el hambre. La alimentación es un derecho humano básico. Este derecho se puede asegurar únicamente en un sistema donde la Soberanía Alimentaria esté garantizada” (Vía Campesina, 1996).

En el documento “Soberanía Alimentaria: Un futuro sin hambre” (Vía Campesina, 1996), ésta organización campesina internacional resalta los siete principios para lograr la Soberanía Alimentaria:

1. Alimentación, un Derecho Humano Básico
2. Reforma Agraria
3. Protección de Recursos Naturales
4. Reorganización del Comercio de Alimentos
5. Eliminar la Globalización del Hambre
6. Paz Social
7. Control Democrático

Desde su presentación oficial el concepto de Soberanía Alimentaria se ha ido enriqueciendo en referencia a reconocer una agricultura con campesinos, indígenas y comunidades pesqueras, vinculada al territorio; prioritariamente orientada a la satisfacción de las necesidades de los mercados locales y nacionales; una agricultura que tome como preocupación central al ser humano; que preserve, valore y fomente la multifuncionalidad de los modos campesinos e indígenas de producción y gestión del territorio rural. Esto implica, además, el reconocimiento al control local/autónomo de los territorios, bienes naturales, sistemas de producción y gestión del espacio rural, semillas, conocimientos y formas organizativas.

Existen innumerables situaciones que demandan cambios, en el ámbito de la minería, de las grandes obras, en la agricultura, entre otros. A partir de la agricultura un camino posible para enfrentar y revertir el cambio climático es la agricultura campesina de base agroecológica, que preserva la biodiversidad, produce alimentos, preserva y produce agua, produce cultura, habita y defiende los territorios y genera muchos puestos de trabajo.

La agricultura campesina es un modo de ser, de vivir y de producir en el campo. Está basada en el trabajo familiar, a partir de una base de recursos bajo control campesino (tierra, agua, energía y biodiversidad), es realizada en una relación fuerte con la naturaleza (co-producción), busca incesantemente una autonomía relativa en el proceso de producción y coloca el foco en las necesidades de la familia campesina (mejora de las condiciones de vida y disminución del trabajo pesado).

De acuerdo a un estudio realizado por GRAIN, en el mundo, el 92,3% del total de unidades agrícolas son campesinas o indígenas y ocupan solamente el 24,7% del total de las tierras. Probablemente el 90% de las familias campesinas e indígenas sobreviven con menos de 2 hectáreas y al menos la mitad de ellas con menos de una hectárea por familia! En América Latina el 80,1% de las unidades agrícolas son campesinas o indígenas y ocupan sólo el 19,3% de las tierras. Además, el estudio de GRAIN indica que casi la mitad de la población mundial, unos 3 mil millones de personas, son campesinas e indígenas y producen alrededor del 70% de los alimentos, por eso, no se trata de un sector marginal.

La agricultura campesina, de base agroecológica, biodiversa, poco dependiente, adaptada a las condiciones de suelo y clima, productora de alimentos, agua y cultura, protectora de la biodiversidad y de los territorios, es la única capaz de alcanzar la soberanía alimentaria y dar respuestas al cambio climático.
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Valter Israel da Silva y Facundo Martín son miembros de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y Vía Campesina.

FuenteArtículo publicado en la edición de abril 2016 de la revista América Latina en Movimiento (No. 512) de ALAI, titulada “Por los caminos de la soberanía alimentaria”. 



[1] Se denomina como “escépticos” al grupo de científicos que consideran que la trayectoria creciente de la curva de carbono no se debe a la acción humana, sino que la misma obedece a ciclos naturales mucho más largos y que exceden de lejos la posibilidad de incidencia humana reciente. Ver Baldicero Molion, Luis Carlos (2014) Alarme Falso: O mundo não esta em ebulição!, en Da Veiga, José Eli (Org.) O Imbroglio do Clima, Senac, Brasil.
[2] El IPCC, por sus siglas en inglés Intergovernmental Panel on Climate Change, fue establecido en 1988 por la Organización Mundial Meteorológica (WMO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (UNEP) para proveer información imparcial sobre el cambio climático (no realiza ninguna investigación ni monitoreo climático). Habida cuenta de la cantidad de científicos y expertos involucrados y la cantidad de países que intervienen, se trata de documentos que marcan tendencia en la discusión mundial sobre el cambio climático. Y si bien es cierto que no son aceptados de manera unánime, los informes expresan las principales corrientes de pensamiento y del abordaje concreto de la cuestión del cambio climático. La manera en la que el IPCC funciona tiene relevancia más allá de los aspectos formales, por cuanto cristaliza buena parte de la gobernanza mundial del cambio climático y constituye la arena en la que se juegan las distintas valoraciones que se les otorgan a unos y otros saberes, la preeminencia de unas disciplinas sobre otras y los juegos internacionales y sectoriales de poder en la construcción de las hegemonías sobre un tema tan disputado. Ver www.ippc.org
[3] En este aspecto es elocuente el gran trabajo de Mike Davis (2002) “Holocaustos Coloniais. Clima, fome e imperialismo na formação do Terceiro Mundo” Editora Record, Rio de Janeiro.

18 de abril de 2016

La defensa de las semillas en América Latina: perspectivas y retos

Javier Carrera

En 1999, la FAO anunció en uno de sus documentos[1] que la humanidad había perdido, a lo largo del siglo veinte, el 75% de sus recursos fitogenéticos. Es decir, las semillas que heredamos de nuestros ancestros.
 
Dubbu o membrillo (Gustavia superba), originaria de Panamá, Colombia y Ecuador. Foto: Gubiler
La semilla agrícola es siempre el resultado de largos procesos de adaptación. Tomemos el caso del maíz: la necesidad y el gusto hizo que, hace unos diez mil años, campesinos en México le pusieran esperanza a una hierba silvestre que crecía en la zona, el teosinte. Se trataba de una mata con varios tallos, al final de los cuales hay una hilera de granos pequeños, cada grano cubierto por su camisa o cáscara, de forma similar al trigo o la avena. A veces ocurre una mutación que cubre toda la espiga con una sola camisa, facilitando la extracción del grano. Aquellos campesinos empezaron a sembrar solo las semillas de plantas que habían presentado esa mutación; con el tiempo fueron seleccionando granos cada vez más grandes, descubrieron una nueva mutación que duplicaba las hileras a dos, y después otra que la duplicaba nuevamente a cuatro, luego a ocho y más. Al cabo de mucho tiempo, estas mutaciones se hicieron estables. Había nacido una nueva especie: el maíz.

En cada pequeño valle, los agricultores adaptaron la planta a las condiciones locales de suelo, clima, plagas; un proceso que puede tomar algunos años o varias décadas. De esta manera fueron surgiendo nuevos tipos de maíz. Al arribo de los europeos, existían en las Américas miles de variedades, adaptadas a las más diversas condiciones geográficas.

Procesos similares se dieron en la creación de todas las especies y variedades que heredamos: manzanas en Kazajstán; cítricos y arroz en el Sudeste Asiático; café en Etiopía; trigo, cebada y avena en Mesopotamia; col en Europa; vid y olivos en el Mediterráneo, etc. Una impresionante diversidad agrícola, fruto de la labor de millones de pequeños agricultores a lo largo de miles de años.

En los últimos siglos, la ciencia moderna no ha sido capaz de añadir ni una sola especie nueva a la canasta mundial. Esto se debe principalmente a que la evolución de los cultivos se basa en una lotería extrema: la siguiente mutación genética útil puede aparecer en una planta entre millones. Por ello, ninguna institución, ningún equipo de científicos, ningún presupuesto estatal o privado puede reemplazar la labor de millones de campesinos seleccionando continuamente, cada año.

Además, la evolución de las plantas de cultivo debe darse en condiciones naturales, en el campo, y no en las condiciones artificiales existentes en los laboratorios y campos de prueba de los institutos. Y debe darse también en un contexto social, al seno de una sociedad que está recreando continuamente su cultura alimentaria en base a las condiciones locales, buscando siempre un equilibrio entre calidad y eficiencia en la producción.

Agricultura industrial

Ésta era precisamente la situación a nivel mundial hasta el despegue de la agricultura industrial en la década de los sesentas del siglo pasado. En pocos años, millones de campesinos dejaron de seleccionar y guardar sus semillas. La calidad de los cultivos, que dependía del manejo campesino de semillas y suelos, pasó a depender de semillas híbridas y agrotóxicos.

Cuando en una región los campesinos abandonan sus semillas a favor de los híbridos, ya no hay vuelta atrás: la erosión genética acaba en pocos años con las variedades adaptadas localmente, reduciendo peligrosamente la capacidad de crear nuevas variedades resistentes y productivas, generando una total dependencia hacia las semillas controladas por la industria y su paquete de agrotóxicos.

A finales del siglo veinte, varias empresas que se estaban aprovechando de esta situación iniciaron un proceso de monopolización del sector, y lanzaron una nueva etapa del proceso con la introducción de los cultivos transgénicos. Sus nombres son conocidos: Monsanto, Syngenta, Bayer, Novartis, Dupont, Seminis. Su dominio del mercado de semillas está consolidado, lo que representa un enorme riesgo para la humanidad en general: en tiempos de cambio climático y de cara a una escasez de petróleo, la erosión genética, la incapacidad de crear nuevas variedades adaptadas localmente y la dependencia de semillas que no funcionan sin el aporte de los combustibles fósiles serán factores importantes en la pérdida de productividad, hambre y pobreza en las próximas décadas. Las semillas son un factor esencial tanto para el bienestar como para la supervivencia de las generaciones futuras.

Actualmente las amenazas más graves a la agrobiodiversidad son:

1.  Contaminación genética: La introducción masiva de cultivos genéticamente modificados está afectando irremediablemente la riqueza genética local en varios países de América Latina. El continente está participando a su pesar en un experimento a gran escala; en realidad no sabemos cuáles serán las consecuencias a largo plazo de la contaminación genética en los cultivos. Sin embargo, la afectación social, económica, ecológica y en términos de soberanía alimentaria y erosión genética ya es incalculable.
2.  Erosión genética con soporte legal: La mayoría de los países que firmaron el tratado internacional UPOV 91, e incluso aquellos que no lo hicieron, se encuentran en distintas etapas de la implementación de leyes que regulan la producción y circulación de semillas dentro de sus territorios. Estas leyes son prácticamente fotocopias, persiguen los mismos fines con herramientas similares. Con el pretexto de proteger a las semillas de enfermedades y elevar la calidad de los cultivos –ambas pretensiones que no tienen justificación científica–se crean sistemas nacionales de control, que permiten solamente la circulación de semilla certificada y que conste en un catálogo nacional. Francia, uno de los primeros países en implementar con fuerza estas regulaciones, es un ejemplo de sus consecuencias: cerca del 100% de las semillas registradas en su catálogo nacional son híbridos industriales; las grandes empresas no cumplen con las regulaciones, pero éstas se aplican con fuerza a las asociaciones que producen semilla libre y ancestral, generando costosos procesos judiciales que los pequeños productores no pueden sostener. Otro ejemplo es Colombia, donde la policía ha incautado camiones que viajaban sin permisos especiales llevando productos que podrían servir de semilla, como arroz en grano entero; ha multado a los transportistas y ha enterrado el grano en basureros municipales.
3.  Erosión genética resultante de la globalización alimentaria. Probablemente la causa más importante es el desconocimiento por parte de la población, que ha adoptado una dieta globalizada donde incluso las hortalizas orgánicas siguen el modelo europeo/ norteamericano y compiten con los productos locales.

Desafíos agroecológicos

Pero es quizá aquí donde reside la esperanza. América Latina está viviendo una revalorización de sus cocinas tradicionales, por motivos que incluyen, por un lado, la gastronomía turística, y por otro, una toma de conciencia por parte de la población de que las dietas nacionales son las más adecuadas para su salud. La agroecología sigue expandiéndose por el continente y sin duda cobrará más fuerza. Esto crea condiciones ideales para impulsar el consumo de cultivos ancestrales en cada país, y a partir de ello rescatar las semillas heredadas, libres y locales.

El éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de articulación y sostenimiento económico de los actores que impulsan la agrobiodiversidad en esta etapa inicial. América Latina tiene una tradición de varias décadas de lucha social y política en el tema, de la mano de varias organizaciones a nivel nacional y continental. Gracias a su trabajo, las semillas se han posicionado como un tema importante y que genera reacciones muy positivas en la opinión pública. Pero esta labor, si bien ha frenado la expansión del monopolio fitogenético en varios frentes, no ha logrado asegurar un autoabastecimiento de semillas a nivel local, con lo que la erosión genética continúa. Ése es el reto que ahora tratan de enfrentar las redes de guardianes y custodios de semillas, que existen o se están formando en cada país del continente. Son grupos de ciudadanos, productores y productoras de semillas que se están organizando para afrontar juntos los retos de la producción orgánica de semillas en las difíciles condiciones actuales.

En Europa varias asociaciones de este estilo, consolidadas, han logrado subsistir e incluso dar exitosas batallas legales a las corporaciones y sus aliados estatales. En Estados Unidos, pese a las regulaciones, existe un auténtico florecimiento de redes, microempresas familiares y asociaciones que están logrando enormes éxitos no solo en el rescate de la agrobiodiversidad, sino en la creación de nuevas variedades de cultivo.

La situación en América Latina es crítica. Hay casos esperanzadores, como el de la empresa campesina Bionatur en el sur del Brasil; pero en general hay una falta de estrategias autónomas, autosostenibles, en el rescate y promoción de semillas.

Es en este contexto que trabajan las redes mencionadas. Aquellas agrupadas en la naciente Red Semillas de Libertad tienen éxitos impresionantes y mucha experiencia por compartir: la campaña Sin Maíz no hay País en México, los procesos de comercialización de semilla campesina en Guatemala, la declaración del 70% de municipios libres de transgénicos en Costa Rica, las más de 3.000 variedades de semillas preservadas por la Red de Guardianes de Semillas en Ecuador y Colombia, el rescate del Festival Huatunakuy en Perú o la creación de la Cooperativa de productores Semilla Austral en Chile son algunos ejemplos. Responsables de una de las mayores diversidades agrícolas del mundo, sin apoyo económico, con pocos conocimientos de cómo lograr que sus emprendimientos sean sostenibles, y con leyes a menudo contrarias a su labor, las guardianas y los custodios de semillas trabajan cada día para llevar semillas libres, orgánicas y de herencia ancestral a la población.

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Javier Carrera, Red de Guardianes de Semillas, Ecuador.

Fuente: En: Por los caminos de la soberanía alimentaria. América Latina en Movimiento, 512, abril 2016. ALAI. pp. 12-14



[1] FAO (1999) Women: users, preservers and managers of agrobiodiversity. Roma, FAO.

15 de abril de 2016

Las semillas nativas y la libertad de los pueblos

Verónica Villa Arias

A la gente del campo nos preocupa tener agua, maíz, frijol y verduras, más que otras cosas. Aunque la cultura moderna nos quiere meter la idea de que las cosas electrónicas tienen que ser parte de nuestra vida, eso no es verdad, porque si no tenemos alimentos, pero tenemos celular, ¿de qué nos sirve? Si al celular no le podemos quitar un pedazo para comer. En cambio, si tenemos nuestro maíz, nuestro frijol, las calabazas, nuestros quelites, eso sí nos ayuda y nos alimenta, nos ayuda a tener una mejor salud, y con mejor salud no te preocupas en tener dinero para ir al médico.

Así resume Josefina Santiago la lucha de plazo perpetuo de los campesinos mexicanos del sur del país, que conservan la infinita diversidad de semillas nativas de las milpas de subsistencia autónoma. Es una crítica a la modernidad, a la pérdida de la identidad, de la salud y a la dependencia del dinero. Si millones de campesinos pueden colocarse con tal firmeza frente a la realidad es porque conservan las semillas autónomas de sus cultivos vitales.

Semilla nativa de oba (Zea mays), en Orosdub. Foto: Gubiler
Los gobiernos insisten que el campo debe ser moderno, que el manto de la producción industrial debe cubrir todos los rincones agrícolas del mundo. Que es imprescindible regular o prohibir los intercambios arcaicos de semillas que ocurren al margen del mercado, ¡sin transacciones monetarias! Que deben usarse semillas “mejoradas”, más inteligentes que los agricultores y la naturaleza misma.

En México, desde 2007 existe una ley de semillas que dirige la investigación y los apoyos hacia aplicaciones comerciales, da lineamientos políticos hacia la “competitividad” totalmente ajenos a la lógica campesina y ordena integrar un “catálogo nacional de variedades vegetales” con alto grado de sofisticación técnica. Para tener semillas, dice su artículo 34, hay que ser productor registrado o comprador. Se prohíbe el intercambio y el regalo[1]. A los miles de intercambios libres de semillas autóctonas los somete, según el capítulo “De la inspección y vigilancia” de su reglamento, decretando que todos los que se relacionen con la “producción, reproducción, almacenamiento, comercio y beneficio de semillas” deben permitir la inspección de sus actividades, y entregar a pedido información específica[2]. En su redacción participaron representantes de las más poderosas trasnacionales de los negocios agrícolas, que obedecen lineamientos de la International Seed Federation[3], organismo creado para garantizar las ganancias de las empresas.

Pese a esta ley, que no ha logrado imponerse porque la persistencia de la vida campesina no termina por decreto, en México se siembran y cosechan 23 millones de toneladas de maíz. Más de 60% de ese maíz (casi 14 toneladas) proviene del sur campesino, donde prácticamente toda la tierra es propiedad colectiva y las semillas son propias. De ese total de maíz campesino, más de siete millones de toneladas se destinan al consumo de las comunidades, sin pasar por el mercado[4]. Es maíz que se cultiva con frijoles, tomates, calabazas, chiles, chayotes, amarantos, yerbas curativas, agaves, nopales, cítricos, café, cacao, frutales, tubérculos, apiáceas, rábanos, cebollas. Y las abejas atestiguan, desde sus cajones, el desenvolvimiento del ciclo. De la cosecha se convida a los animales y a los santos. Debe alcanzar también para cocinar en las asambleas y otras importantes ocasiones políticas. Es decir: la autonomía de miles de comunidades campesinas para planear sus destinos o enfrentar los problemas es posible por la cosecha de maíces y otros cultivos propios. Defender las semillas nativas es igual a defender posibilidades tangibles de una independencia que desafía no sólo al mercado sino al dinero. Y eso es tremendamente subversivo.

Desde la perspectiva de las corporaciones, el versátil maíz es un botín industrial. Puede transformarse en combustibles, aceites, endulzantes, forrajes, textiles, pegamentos, plásticos (o comida). Siempre y cuando se homogenice, se siembre en monocultivo y se rompa su integridad genética. La agricultura industrial crea un maíz anti-comunitario: un mero insumo que no podría sobrevivir entre ejotes y zapallitos, ni mucho menos entre mujeres, niños, ancianos, pollos o abejas. Inundar con esos maíces “mejores” las comunidades de México es una estrategia de deshabilitación: junto con el acaparamiento y la privatización de las semillas nativas se lastima el aplomo para enfrentar la enormidad de los climas, dejan de entenderse las estrellas, se rompen las conversaciones entre plantas y hu- manos, se desconfía de la historia propia, se abren abismos insondables entre los pueblos, los cultivos y las tierras, puede hacerse insostenible la agricultura ancestral con sus cuidados comunitarios.

Desde la perspectiva de la ganancia todos esos males son inversiones: es necesario desaparecer la autonomía alimentaria porque así las comunidades se pueden convertir en meros reservorios de brazos a emplearse en cualquier cosa. Y sin cultivadores ni cultivos, los territorios quedan abiertos al saqueo y la expropiación.

Resistencia silenciosa

La defensa de las semillas nativas no es una elección cultural de las comunidades, es la defensa de su futuro. Casi nunca son movilizaciones masivas. Ocurre en lo profundo de las asambleas y en la cotidianidad de la parcela, donde sembradores como Josefina recuperan desde cero la materia orgánica destruida por décadas de la Revolución Verde. Se afanan en desintoxicar los suelos, afinan la selección de semillas, concilian los conflictos entre yerbas, insectos y cultivos; renuevan los equilibrios entre la milpas, comunidades y bosques. Van reaprendiendo a pensar sin los parámetros de los extensionistas. Van restableciendo la habilidad para derivar el sustento sin pedir permiso.

Sin estruendo y sin descanso, se redactan estatutos comunitarios que prohíben las semillas extrañas, la bioprospección, el maíz transgénico. Se intercambian técnicas pertinentes, se recuperan variedades olvidadas, se pone en el centro la voz de quienes de antaño cultivan, se analizan las nuevas leyes, se tejen redes nacionales para alertarse sobre los embates que vienen: el Estado mexicano decretó en 2014 que la extracción de energía está por encima de la producción de alimentos[5]. Junto a la defensa de las semillas se bloquea la mina, se defiende el río, se rechazan los programas de gobierno y las “consultas informadas”, las carreteras y megaproyectos impuestos. Todo al mismo tiempo, porque la vida no se defiende por partes.

Entre los embates a que hacen frente cada día los campesinos mexicanos que cultivan semillas propias, está la posible autorización del maíz transgénico. Los experimentos y solicitudes de empresas que podrían conducir a la aprobación de la siembra comercial, tramitados desde 2009, se suspendieron como medida cautelar en 2013, por la presión de pueblos, comunidades y enormes sectores de la opinión pública representados en una Demanda Colectiva, que exige que “se nieguen los permisos de liberación o siembra de maíz transgénico en todo el país” invocando el derecho a la alimentación y a la salud y los derechos de los pueblos originarios. A la fecha, esta demanda, que no ha transitado aún a juicio, ha resistido más de 100 impugnaciones por parte de las propias autoridades mexicanas encargadas de la agricultura y el medio ambiente y las empresas trasnacionales más poderosas del agronegocio: Monsanto, Pioneer, Syngenta y Dow.

La nueva amenaza es el Acuerdo Transpacífico, que obligará a México a adoptar la implacable legislación supranacional que promueve las patentes sobre las variedades vegetales, UPOV 91 (Unión para la protección de las obtenciones vegetales), instrumento diseñado específicamente para criminalizar las semillas nativas.

Las semillas son nodos de relaciones, cruces de caminos, síntesis de historias, puntos de partida. Y las de esta época dura de guerra contra la subsistencia vienen muy fieras. Cada vez en más parcelas se habla de variedades “que regresaron,” como si desde el fondo de la historia retornaran los héroes de los pueblos. La producción autónoma de alimentos, más aún, la reproducción de los pueblos en sus propios términos, se enfrenta a un sistema que está colocando en el límite de existencia al planeta entero. Una guerra inconcebiblemente desigual donde los peleadores más pequeños son la única esperanza de un futuro para todos. No debe olvidarse ni por un momento que ahora mismo, la agricultura campesina y la agricultura independiente en las ciudades, producen los alimentos que mantienen en pie a la inmensa mayoría de la humanidad[6]. Eso, porque sigue habiendo semillas nativas.

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Verónica Villa Arias es integrante del Grupo ETC.

Fuente:  En: Por los caminos de la soberanía alimentaria. América Latina en Movimiento, 512, abril 2016. ALAI. pp. 9-11




[1] GRAIN, 2010, “Leyes para acabar con la agricultura independiente,” en https://www.grain.org/es/article/entries/4109-leyes-para-acabar-con-laagricultura-independiente
[2] Ley federal de producción, certificación y comercio de semillas de México: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/regley/Reg_LFPCCS.pdf
[3] GRAIN, Op. Cit.
[4] El Surco, publicación del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano, CECCAM, abril de2012, pág. 10.: http://mapserverceccam.org/tfc/Documentos/El_Surco_1.pdf
[5] Análisis de Luis Hernández Navarro, 17 de junio de 2014, en http://www.jornada.unam.mx/2014/06/17/opinion/015a1pol
[6] Grupo ETC, 2013: Con el caos climático ¿Quién nos alimentará: la cadena industrial de producción de alimentos o las redes campesinas? En http://www.etcgroup.org/sites/www.etcgroup.org/files/web_quien_nos_alimentara_con_notas.pdf

12 de abril de 2016

PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA: DESTINO DE UN DESARROLLO COMUNITARIO EN GUNAYALA. PODEMOS HACER MÁS…

Geodisio Castillo

Mientras se espera que se haga público el Plan Estratégico de Gunayala 2025 (PEGY 2015-2025) o su lanzamiento, es bueno hacer docencia para hacer más… para que la estrategia llegue a su destino – las comunidades. La estrategia es resultado de la participación de un equipo de cerca de 30 profesionales dules en la elaboración del documento.
 
Negsered un ecosistema sano y sin perturbación en Gunayala. Foto: Gubiler, 2015
El trabajo tuvo dos grandes fases, aunque falta una fase fundamental – la implementación, es decir, la planificación operativa. Estas dos grandes fases correspondieron, al análisis de la situación de la realidad pasada y/o histórica del pueblo dule hasta la actualidad, su entorno e influencias exógenas, se realizó una amplia revisión de literatura. Y para la otra fase del análisis o diagnóstico se establecieron cinco comisiones basadas en los cinco ejes estratégicos consolidadas para su discusión: Autonomía, gobernabilidad y territorio; Nabgwana y sus recursos naturales; Educación, cultura y espiritualidad; Salud y medicina tradicional y; Economía y desarrollo sostenible.

Toda esta actividad (varias reuniones talleres por su puesto), se realizaron en la ciudad. La otra fase fue la consulta participativa con las comunidades (presentando el documento borrador). La consulta se inició desde el Corregimiento de Puerto Obaldía con la participación de los representantes de las comunidades de La Miel y Puerto Obaldía. Luego en el Corregimiento de Ddubwala con la participación de sus comunidades, siguió con los educadores de Usdub y Ogobsucun, en el Corregimiento de Agligandi con asistencia de los representantes de sus comunidades y con el sector de los 6 pueblos unidos, del Corregimiento de Nargana. No así se pudo realizar la consulta participativa con las comunidades del sector Gardi del Corregimiento de Nargana[1].

La finalidad de la estrategia es construir con las comunidades un plan de desarrollo integral endógeno o desde adentro a largo plazo (10 años) que articule las dimensiones de la realidad social, cultural, política, económica y ecológica. El plan pone énfasis en la participación de los diversos actores y en las nuevas formas de cooperación con el fin de estimular las iniciativas locales y concretarlas en la autogestión. En este marco, el plan antepone la necesidad de una revisión estructural o ajuste de los Congresos Generales[2]. Necesario realizarlos por la situación actual que exige cambios y prepararse ante nuevas realidades del mañana.

Todo pueblo, como el Dule, requiere conocer e informarse sobre los aspectos técnicos, administrativos y financieros sobre lo que hace su gobierno interno, que conduzca un buen proceso y consolidación de las acciones emanadas de los Congresos Generales o de los proyectos; para ello requieren un marco orientador como es la planificación operativa.

Entonces para hacer avanzar o ejecutar la estrategia PEGY 2025, se debe formularse la planificación operativa. Que sepa hasta el momento, aún no se ha discutido y por lo tanto no se ha elaborado la planificación operativa. Los planes operativos actuales que están siendo ejecutados por las secretarias, comisiones, IIDKY y Juntas Ejecutivas son anteriores al PEGY 2025, los cuales, deben adaptarse a la estrategia formulada.

Para continuar avanzando el proceso de desarrollo comunitario de la Comarca, a mediano plazo, del PEGY 2025 deben partir el diseño o formulación de todas las estrategias concretas, según las estructuras establecidas en los Congresos Generales (secretarías, comisiones, IIDKY, y otros); es decir, participar, dialogar y elaborar estrategias concretas, sobre el turismo, el transporte, entre otros.
                                                                                            
DESARROLLO DE LA ESTRATEGIA

¿Cómo abordamos el desarrollo del plan? Abordaremos solo algunas discusiones realizadas, porque para la mejor comprensión hay que darle lectura a todo el plan de 112 páginas, incluyendo su único programa (5 páginas) – Programa Ayuda Comunitaria (PAC).

Marco Teórico

Análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (FODA).

Una de las herramientas de diagnóstico o autodiagnóstico más conocida es el análisis FODA. Según Thompson (1998), el análisis FODA estima el hecho que una estrategia tiene que lograr un equilibrio o ajuste entre la capacidad interna de la organización[3] y su situación de carácter externo; es decir, las oportunidades y amenazas.

Esta herramienta no fue abordada en los talleres, como los otros talleres realizados de diagnósticos y consulta comunitaria participativa (autodiagnóstico). No fue abordado, porque ya de antemano había mucho material producto de anteriores talleres sobre la realidad de la comarca, utilizando la herramienta FODA[4]. Los que los consultores coordinadores hicieron es analizar estos resultados y ajustarlos a la actualidad (PEGY 2015).

Todos estos materiales fueron enviadas a las comisiones para su ampliación, porque muchos de los profesionales (comisionados) habían participado en estas discusiones anteriores a la elaboración de la PEGY 2025. Resultado poco cambio, la problemática se mantiene o aumenta. Lo que nos hace entender, que el esfuerzo realizado, las recomendaciones hechas poco se han cumplido o no se han tomado en cuenta. La situación de nuestra institucionalidad sigue el mismo patrón tradicional.

  • Identificando fortalezas y debilidades
Las fortalezas y debilidades tienen una conexión directa con lo que las Juntas Ejecutivas hacen por mandatos de los Congresos Generales; es decir, la fuente de ellas son las decisiones tomadas a nivel comarcal. Las buenas decisiones conducen a que las Juntas Ejecutivas se conviertan en la líder comarcal y esa ya es una fortaleza, asimismo, dentro de las debilidades pueden no tener capacidad que le permitan un desarrollo dentro de la comarca[5]. Estos dos factores son controlables.

Utilizado el procedimiento para el análisis FODA, se identificó los aspectos fuertes y débiles de nuestro gobierno dule, de ahí, se procedió a la evaluación de ambos aspectos. Sugiriendo que las fortalezas superen a las situaciones débiles.

  • Identificando oportunidades y amenazas
Ponce (2006) plantea, las oportunidades constituyen aquellas fuerzas ambientales de carácter externo no controlables por la organización[6], pero que representan elementos potenciales de crecimiento o mejoría. La oportunidad en el medio es un factor de gran importancia que permite de alguna manera ser aprovechadas para moldear las estrategias.

Asimismo, las amenazas son lo contrario de lo anterior, y representan la suma de las fuerzas ambientales no controlables, pero establecen fuerzas o aspectos negativos y problemas potenciales. El principio de este análisis parte de la evaluación de los factores externos e internos que generan impacto sobre el desarrollo comarcal.

Aquí se debe desarrollar toda la capacidad y habilidad institucional para aprovechar las oportunidades y minimizar o anular las amenazas, circunstancias sobre las cuales por lo general se tiene poco o ningún control directo (amenazas de parte de los gobiernos, terratenientes, colonos, narcotráfico, entre otros).

Consulta participativa comunitaria

Según Castillo (2007), desde su existencia el pueblo dule ha podido mantener a su gente, superando obstáculos sociales, económicos, culturales y ambientales. Pero la realidad es otra, porque las necesidades apremian contra los recursos naturales. Los programas de gobiernos llegan a ser paternalistas y en nada han resuelto la problemática del hambre, es pasajera. Sin embargo, hay que prepararse ante estos nuevos retos, porque la experiencia indica que donde haya participación y control local de proyectos y programas de gobierno, hay éxitos, hay resultados y beneficios tanto para el humano y el ambiente.

Una de las estratégicas claves utilizadas para obtener información participativa fue el diálogo ambiental, como instrumento de autodiagnóstico participativo. Al intervenir las comunidades en la consulta y su participación directa en los diálogos, se realizó el diagnóstico y autodiagnóstico planteando sus interés y necesidades, convertidos estos en acciones sirven para promover el desarrollo de las comunidades o en la transformación de sus propias realidades, a partir de sus problemas concretos.

En este sentido el PEGY 2025, plantea la intervención comunitaria, empoderarse del plan, porque con ello se pretende la capacitación y el fortalecimiento de las comunidades, y con ello favorece la autogestión para su propia transformación social, cultural y la de su ambiente. Entonces es cuando la comunidad se valora, tiene la capacidad de decisión y de acción y se favorece su fortalecimiento como espacio preventivo.

Metodología participativa

La metodología participativa consiste en concebir proyectos autogestionarios por las comunidades donde se lo ejecutan, un desarrollo más sostenible, protagonizado por la propia población en consonancia con la democracia participativa dule. Estas técnicas participativas fueron: autodiagnóstico, planificación, ejecución y seguimiento. Estos dos últimos pasos es la que falta ejecutarse. Si no se hace, será otro documento más para ser archivado.

A través de un proceso participativo, la comunidad y sus diferentes sectores sociales con intereses legítimos en un proyecto, programa o política de desarrollo[7], intervienen en ellos para adquirir un protagonismo cada vez mayor en el análisis de su propia realidad, en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos.

PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA, ADMINISTRACIÓN ESTRATÉGICA Y PLANIFICACIÓN OPERATIVA

PEGY 2025, trata de conceptuar una planificación de desarrollo desde la realidad nuestra y no tanto apoyarse de los conceptos básicos que guiaban las actividades de planificación del desarrollo desde los años sesenta y setenta (Matus 1972). Se busca que la planificación sea un instrumento al servicio del pueblo como gobierno real para mejorar la capacidad de gobernabilidad.

Los pueblos indígenas, como así el pueblo dule vienen aplicando estrategias para realizar sus actividades, pero no lo escriben, sino lo traen en la memoria. De ahí, que la memoria histórica biocultural o las sabidurías ecológicas tradicionales es importante rescatarlas, es decir, recuerdos que integran su propia historia con la naturaleza (Toledo y Barrera-Bassols 2009). En el mundo occidental apenas al comienzo de los años sesenta que se estudia la importancia de las estrategias para alcanzar éxitos empresariales, de entidades internaciones, de organizaciones y gobiernos.

La Planificación Estratégica (PE), es un instrumento de gestión que permite apoyar la toma de decisiones de las organizaciones en torno a la situación actual y al camino que deben recorrer en el futuro para adecuarse a los cambios y a las demandas que les impone el entorno y lograr la mayor eficiencia, eficacia, calidad en los bienes y servicios que se proveen (Armijo 2009); es decir, es una herramienta clave para la toma de decisiones de las instituciones públicas como los Congresos Generales.

La planificación estratégica es un instrumento para alcanzar los objetivos de las comunidades que buscan un desarrollo humano integral, para mejorar principalmente su calidad de vida, para vivir bien – nued gudiisaega, yer idodiisaega. La propuesta basada en la planificación estratégica y que tiene en cuenta el sentido de lo que es una comunidad con historia propia y cosmovisión propia, hace que pueda avanzar de manera ordenada y que los actores de las comunidades apliquen los conceptos de manera práctica, empoderándose del plan, y así produciéndose un beneficio común para todos los involucrados.

Pero para alcanzar el éxito para el desarrollo de la Comarca Gunayala, debe la estructura hacer cambios sustanciales dentro del marco y cosmovisión nuestra (PEGY 2015). Porque según un estudioso como Chandler (1962), asegura que la estructura es un medio para que la organización opere la estrategia y ésta es el comportamiento de la organización frente al ambiente. "Si la estructura no sigue a la estrategia -escribe-, el resultado final es la ineficiencia".

La estrategia como concepto es la “determinación de objetivos y planes a largo plazo, acciones a emprender y asignación de los recursos necesarios para alcanzar lo propuesto" (Chandler 1962; Armijo 2009). Esta concepción es básica y a la vez muy completa, y desarrollado por otros estudiosos quienes propusieron la estrategia como un proceso más que como una serie de determinaciones fijas.

A mediados de los años setenta surge el enfoque de la Administración Estratégica, según Hofer y Schendel (1978) sugirieron que “la administración estratégica está basada en el principio de que el diseño general de una organización puede ser descrito únicamente si el logro de los "objetivos" se agrega a las "políticas" y a la estrategia como uno de los factores claves en el proceso de la administración estratégica”.

Hofer y Schendel (1978) se enfocaron en los cuatro aspectos más representativos del concepto: establecimiento de objetivos, formulación de la estrategia, implantación de la estrategia y análisis de la administración y actividades (cambios y logros). A partir de estos conceptos se moldea la administración estratégica como es conocida hoy en día.

Es tiempo que la dirigencia de los Congresos Generales, es decir, principalmente sus Juntas Ejecutivas, quienes tienen la responsabilidad de dirigir el barco de la Comarca deben procurar adelantarse a los cambios futuros del entorno y PEGY ha diseñado la estrategia o planes flexibles que permitan la adaptación, la innovación y enfrentar cualquier situación no prevista.

La planificación operativa constituye un proceso que se desarrolla por lo general anualmente, al que llamamos Plan Operativo Anual (POA), algunos lo llaman Plan de Trabajo Anual (PTA). Se acostumbra elaborar un POA por área o programas. Es por ello, que el POA tiene que derivarse directamente del PEGY 2025, específicamente a través de la información construida dentro de los 5 ejes estratégicos y los elementos priorizados por área y así desarrollar las áreas o programas, proyectos, secretarias, comisiones y otras entidades que se encuentran bajo el paraguas de los Congresos Generales (Castillo 2016).

La planificación operativa, es un instrumento importante, indispensable para la elaboración de planes todavía más específicos, como: planes semestrales o planes mensuales o que la dirección decida. Según Castillo (2016), el POA es el elemento de unión entre el nivel estratégico y el nivel operativo. Pretende conseguir nuestros deseos como organización a través de la acción diaria. Significa conducir el “día a día” de nuestros Congresos, a través de las Juntas Ejecutivas de acuerdo a los objetivos y estrategias establecidos.

De ahí, que la planificación estratégica y operativa dentro del marco de una administración estratégica, junto con los congresos generales, las juntas ejecutivas, la dirección y gestión, así como el monitoreo y seguimiento (control), son aspectos fundamentales para la ejecución plena del PEGY 2025.

Debe existir una relación entre la planificación estratégica y una planificación operativa para la buena elaboración de un Plan Operativo Anual (el cual deberá de servir de referencia para la formulación del proyecto de presupuesto comarcal), por secretarias, comisiones, direcciones ejecutivas (IIDKY, Juntas Ejecutivas) y derivado directamente del PEGY 2025.

PODEMOS HACER MÁS…

La proyección del PEGY 2025, es dirigida hacia la gente, al quehacer de las comunidades, dentro del marco del desarrollo comunitario. Al facilitar procesos de construcción de desarrollo comunitario, es indispensable PRIMERO “concienciar”, valorando lo que somos, nuestra propia IDENTIDAD, a nivel interno y en proyección hacia las y los demás, hacia las comunidades, hacia la sociedad en general, e interesados.

Por otro lado, la descentralización es un hecho, ¿dónde queda la participación del pueblo dule dentro de su territorio, será sólo la participación de “políticos”? O ¿Cómo abordarán los “políticos” dules esta situación? Porque el pueblo dule ya tiene su plan estratégico. Deberán adaptarse a la estrategia.

El pueblo dule son administradores de su propio patrimonio, belleza natural y cultural del que goza la Comarca Gunayala (Castillo 2013). No han necesitado del estado, ni de los partidos políticos, ni de sus propias estructuras actuales (Congresos Generales como ente directivo); las comunidades siempre han tenido el “poder”, son ellos los creadores de la sabiduría y de los conocimientos (Cebaldo Inawinapi, comunicación personal, 04/16). No hay que importar sistemas, estructuras exógenas, sino que, siendo más fuertes a lo interno, más poder tenemos para exigir y pelear por nuestros derechos. Un ejemplo es el Frente Unido de Seis Pueblos (FUSPU) del sector Nargana, si cada sector funcionara bajo esta estructura, unidos y colaborando, no necesitaríamos de los subsidios del estado. Porque tenemos todo, territorio, Nabgwana y recursos, el espacio, la gobernanza, gente joven (hombres y mujeres), profesionales … entonces, reconozcamos y superemos nuestros propios errores…

Nuestros “políticos”, tendrán que establecer mecanismos adecuados de participación. Para que juntos como dules fortalezcan la autonomía comarcal, clarifiquen esquemas de competencia administrativas, potencien los mecanismos de participación y, dotar a las comunidades de los recursos necesarios para atender sus responsabilidades. El cual no significa dispersar recursos y no cumplir con las responsabilidades sociales estatales. De no ser así, resultará en la no promoción de la democracia y darle paso a la explotación de los recursos naturales de Gunayala, de parte de gente con mucha plata. …” una descentralización inadecuadamente conducida podría comprometer seriamente la equidad y aumentar las desigualdades regionales” (OEA/ MIDEPLAN/ CEPAL 1998)

El destino de nuestro desarrollo comunitario está en la estrategia planteada, para ello hay que probarlas, ejecutarlas y de ahí, hacer más por nuestro territorio – Gunayala.

CONCLUSIONES
  1. Las Juntas Ejecutivas por mandato de los Congresos Generales tienen la responsabilidad de dirigir el barco de la Comarca Gunayala, por lo tanto, deben procurar adelantarse a los cambios futuros del entorno y permitir la ejecución del PEGY 2025, que permitan la adaptación, la innovación y enfrentar cualquier situación no prevista.
  2. La Administración Estratégica implica que la dirigencia que lleva el barco de la Comarca debe tomar conciencia del cambio que se presenta en el entorno día a día, quiere decir no solamente enunciar intenciones sino plantear objetivos medibles y alcanzables, proponiendo criterios, acciones específicas y conociendo las necesidades de recursos (humanos, físicos, financieros y tecnológicos) para llevar las acciones establecidas en el PEGY 2025.
  3. Para la ejecución de la planificación estratégica – PEGY 2025, debe prepararse la planificación operativa (anual), un resumen ejecutivo o documento narrativo escrito en términos entendibles para las comunidades, facilitando así la sociabilización del plan.
  4. Lograr una participación más sistemática en los diferentes talleres para elaborar las estrategias puntuales para las juntas ejecutivas, secretarías, comisiones, proyectos y el IIDKY. Estos son los lugares o eventos donde se harían las críticas constructivas dando soluciones.

REFERENCIAS

Armijo, M. 2009. Manual de Planificación Estratégica e Indicadores de Desempeño en el Sector Público (Versión preliminar). Área de Políticas Presupuestarias y Gestión Pública ILPES/CEPAL. ILPES. 103 p.

Castillo, G. 2016. ¿Cómo desarrollar PEGY 2025? En: gubiler, 2 de febrero de 2016. http://gubiler.blogspot.com/2016/02/como-desarrollar-pegy-2025.html

Castillo, G. 2007. Informe Final. Consultoría para la elaboración y actualización de planes estratégicos para el uso de los recursos naturales en Kuna Yala, ecoregión Darién-Kuna, Panamá. CON-BID-DB-007. Programa Manejo Integrado de Ecosistemas en Comunidades Indígenas (PMIIE). 38 p.

Chandler, A. D. 1962. Strategy and estructure: Chapters in the history of the American industrial Enterprise. MIT Press, Cambridge

Hofer, Ch. y Schendel, D. 1978. Strategy Formulation: Analytical Concepts. West Publishing, Los Ángeles

Matus, C. 1972. Estrategia y Plan. Editorial universitaria, Santiago de Chile. Siglo Veintiuno Editores S.A., México, 192 p.

OEA/MIDEPLAN/CEPAL 1998. Institucionalidad social para la superación de la pobreza y la equidad. Editor: R. Franco, Santiago de Chile OSBORNE Y PLASTRIK (1994) Reinventar

PEGY 2025 (2015). Plan Estratégico de Gunayala 2015-2025. Congresos Generales, Comarca Gunayala. 112 p. + PAC (inédito)

Ponce, H. 2006. La matriz FODA: una alternativa para realizar diagnósticos y determinar estrategias de intervención en las organizaciones productivas y sociales. Revista Contribuciones a la Economía, ISSN 16968360 septiembre 2006

Toledo, V. M. y Barrera-Bassols, N. 2008. La memoria biocultural. La importancia ecológica de las sabidurías tradicionales. Icaria, editorial, Barcelona, España. 230 p.

Thompson, A. 1998. Dirección y Administración Estratégicas, Conceptos, casos y lecturas. Edición especial en español. México. Mac Graw Hill Inter Americana y editores.




[1] La dirigencia observó que ya no era necesaria realizarlas, porque los resultados venían repitiéndose
[2] Congreso General Guna (administrativa y política) y Congreso General de la Cultura Guna
[3] En este caso, los Congresos Generales Gunas y luego realizados los congresos sus Juntas Ejecutivas
[4] Talleres ejecutados por PEMASKY a partir de los años 80, 90 y por el Congreso General a partir del 2000 y otros por ONGs dules
[5] Totalmente se aplica a la institucionalidad de cada comunidad (51 comunidades de Gunayala)
[6] En este caso, nuestro gobierno dule (Congresos Generales y Juntas Ejecutivas)
[7] Política de desarrollo propios, que aún no se ha planteado a nivel comarcal a través de los congresos generales