24 de junio de 2016

De un vistazo y muchas aristas - Escuelas de agreocología en América Latina: semillas de futuro

Biodiversidad | 20 April 2016 | Biodiversidad 88 / 2016-2

A lo largo y ancho de América Latina se vienen multiplicando, de la mano de la CLOC-Vía Campesina, escuelas agroecológicas que intentan multiplicar las experiencias que cada organización realiza en los territorios para lograr que cada día sean más los jóvenes que elijan formarse para que —desde la organización, la lucha territorial, la investigación y la producción—  puedan defender sus sistemas de vida, sus comunidades y sus bienes comunes. Cada escuela tiene su propio perfil, no podía ser de otra manera, pues cada lugar, cada cultura y cada pueblo tiene sus propias características. A todas las une la lucha por la soberanía alimentaria, por las semillas y por una reforma agraria integral. Los desafíos son muchos y en este Vistazo queremos homenajear a los miles de jóvenes que hoy apuestan por un futuro tejido desde sus raíces.
 
Taller sobre sistemas agroforestales de nainu, para conservar el suelo y agua, Wargandub.
Foto: CENDAH /05/16
Frente a las políticas neoliberales que han globalizado todos los territorios surgen respuestas de resistencia y lucha de movimientos sociales organizados. Destaca la articulación internacional de organizaciones del campo: la Vía Campesina Internacional (VCI), que viene forjando una propuesta fundada en la agroecología y la soberanía alimentaria. Desde su estructura organizativa horizontal y colectiva, la VCI busca construir unidad entre organizaciones del campo impulsando luchas, campañas y procesos de formación en agroecología. Se forja así su propio pensamiento y la conciencia de su propia clase. Los procesos de formación de la VCI, en especial en Latinoamérica, se pueden considerar a dos niveles. En primer lugar, poniendo esfuerzos en la formación de base: talleres, campañas, y el método “campesino a campesino” buscando llegar al máximo número de campesinas y campesinos. En segundo lugar, está la estrategia de construcción de escuelas e Institutos de Agroecología con cursos técnicos, ingeniería y posgrados, apuntando elementos estratégicos de la soberanía alimentaria y la agroecología.

Citamos como ejemplo los institutos de agroecología Latinoamericanos-IALA como el IALA Paulo Freire, ubicado en Venezuela y el IALA Guaraní ubicado en Paraguay, con el curso de Ingeniería en Agroecología. El IALA Amazónico ubicado en la región amazónica de Brasil con el curso de Especialización en Agroecología. Está la Escuela Latinoamericana de Agroecología-ELAA, en el sur de Brasil con el curso de Tecnólogo en Agroecología y la Universidad Campesina-UNICAM en Argentina, con cursos libres y talleres de agroecología. Estos procesos se destinan al campesinado de las organizaciones sociales de la Vía Campesina. Son experiencias de formación política y agroecológica realizadas por La Vía Campesina, junto con sus procesos organizativos, sus luchas y discusiones. Son acciones claras contra la hegemonía del capital en el campo y sus consecuencias.  Experiencias de formación: la Vía Campesina Sudamérica, Andrea Francine Batista.

Mientras las universidades tradicionales siguen adiestrando miles de “técnicos” (promotores del agronegocio), desde 2006 la Vía Campesina desarrolla experiencias novedosas, creando espacios de formación agroecológicos que democratizan el debate, el conocimiento, las ciencias y tecnologías. Estos espacios, incluyendo los nuevos IALA en Paraguay, Brasil y Nicaragua, son lugares donde la formación se orienta al pensamiento crítico y, a la vez, busca dotar a la juventud con herramientas prácticas para construir soberanía alimentaria. Estos espacios son conquistas sociales, resultado de la lucha y la movilización por una educación que dignifique la realidad campesina. Son espacios de educación popular fundamentada en principios filosóficos como la educación desde y para la transformación social: formar mujeres y hombres con nuevos valores, con un nuevo emocionar ante los demás seres humanos que lleve al accionar para la transformación social, optando siempre por los pueblos y rechazando opciones de vida promovidas por el capital. Se plantea el rescate de los más elevados valores humanos como la solidaridad, la humildad, la igualdad, la justicia, la honestidad, el internacionalismo, y el respeto a la naturaleza como fundamento de la praxis de los sujetos en formación.

Otro principio es la educación desde y para la diversidad. El neoliberalismo promueve una cultura única en que se universalizan anti-valores como el consumismo, la dominación y el egoísmo. La educación agroecológica, al contrario, retoma la lucha indígena, negra, feminista, anticolonial y antiimperialista de más de 500 años. La agroecología se pone frente a la cultura única y defiende la gran diversidad popular de la humanidad, la biodiversidad como principio organizador de la Madre Tierra y la pluralidad de saberes.

La educación desde y para el trabajo y cooperación: rescatar el trabajo como medio dignificador del ser humano implica un trabajo como acción liberadora y no como cosificador del sujeto trabajador. El estudio va vinculado al trabajo productivo y al trabajo comunitario y viceversa. Se plantea formar nuevas ciudadanas y ciudadanos desde una nueva relación sustentada en el diálogo y en la horizontalidad, donde la cooperación se convierte en una necesidad ética tanto en el estudio como en el trabajo. Es entonces una cooperación expresada entre quienes se educan, entre estas personas y quienes facilitan y entre ellas y las comunidades.

La educación desde y para la rebeldía, en palabras de Paulo Freire, implica que “luchamos por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”. Empujar una educación desde nuestra inconformidad con el sistema, pero al mismo tiempo canalizar procesos de lucha que se orienten a la transformación social, a la humanización de las personas. Formación agroecológica para la soberanía alimentaria, Adriano Muñoz, Nils McCune, y Juan Reardon.

Esta institución fue concebida como ámbito en que la educación implica responsabilidad con lo público, lo democrático y democratizador, un espacio para impulsar el desarrollo endógeno y sostenible; un espacio ético-político para promover la construcción de una ciudadanía comunal latinoamericana; para la formación integral incluyente de lo científico-humanístico sin discriminación de los saberes ancestrales. El Instituto es un centro de educación universitaria que forma a estudiantes latinoamericanos y caribeños procedentes de la base de los movimientos campesinos, quienes, al regreso a sus países, regiones y localidades de origen, contribuirán con el desarrollo endógeno, integral y agroecológico al tiempo que fortalecerán las luchas contra el neoliberalismo, los agronegocios, la dependencia en todas sus formas y la depredación ambiental. El trabajo se orienta directamente al logro de la soberanía alimentaria y la integración solidaria de los pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo, en el marco de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Su misión es formar estudiantes, postulados por los movimientos campesinos, indígenas y afrodescendientes organizados de Latinoamérica, el Caribe y África como profesionales integrales altamente capacitados para transformar los modos de producción agropecuaria, sustentados en el enfoque agroecológico. Instituto Universitario Latinoamericano de Agroecología “Paulo Freire” (IALA)

La juventud de la escuela seguimos trabajando, previo almuerzo y recreo por las lagunas saladas que hacen parte del territorio de la comunidad Hornos Colorados. En ronda, sentados en la tierrita buena, escuchamos el testimonio de Patricia, militante egresada de Agroecología en 2010, memoria viva del proceso de formación. Con la alegría que la caracteriza nos dijo: “queremos compartir la experiencia de cómo arrancamos la escuela, participando desde el movimiento, y un caso de cerca les cuento, fiero, pero lindo a la vez. Cuando empezamos a pensar la Escuela de Agroecología (EA) y la posibilidad de que jóvenes no se fueran a otros lados, sino que se quedaran en el campo, pensábamos cómo iba a ser esa escuela, las materias, pensábamos grupalmente. Un día llegué a la terminal de Quimilí, para reunirnos a pensar la escuela, y era un día de mucha helada. Empecé a caminar y de repente me encontré en el suelo. En ese momento veníamos de varias noches defendiendo el territorio, parando topadoras, sin dormir. Cuando me levanta un compañero seguí caminando con la rodilla muy mal, así llegué hasta la rotonda y ahí me tiré porque no daba más. Al otro día cuando comenzamos las actividades, pensaba, ¿por qué yo no pude terminar la escuela primaria. Y pensaba: ¿para quién estoy pensando esta escuela? Y cuando reflexionamos “qué será el día de mañana” tenemos que pensar que el sistema no nos coma con la propaganda, con el consumismo.

En Santiago cambió mi forma de vida. El movimiento a mí me ha cambiado, la forma de pensar, de expresarme”, finalizó ante los fuertes aplausos de la compañera da. Como tratamos siempre de practicar la paridad de género, escuchamos al compañero Gonzalo de la central de Pinto que nos contó: “desde que nació (la escuela) hasta hoy, es otra cosa, es grande y tiene un montón de cosas, ha ido evolucionando y lo que va cambiando es un grupo, una persona, una familia; nos transforma a todos. Nos encontramos también experiencias de esa vuelta al campo. Eso que se viene haciendo de a poquito es un objetivo que buscamos, somos muchos y empezamos a sumar para hacer esa vuelta. Muchos compañeros que están en las ciudades han sido expulsados, de una manera u otra del lugar donde eran. Mi mamá tuvo que ir a trabajar en Buenos Aires, ella iba a trabajar y volvía a su casa, hasta que se fue del todo, y de ahí cambió la vida. Esos cambios que se dan en la vida, irse por trabajo, por cuestiones económicas, por la comida. Viví en Buenos Aires hasta los 15 años. Ahí mi mamá decidió volverse porque quería estar donde nació.

Venirme fue un gran cambio de vida, de forma de vivir. Uno por ahí charla con la gente y decía “la vida en el campo es más linda”, uno donde vive (en la ciudad) la tiene que pelear en todo. Pero en el campo descubrimos que tampoco es fácil vivir: lo que más nos ha llenado es la mística de la organización. En 2005 participé por primera vez, solo, porque iba siempre con mi mamá. En una reunión de central llegaron de Quimilí, Gustavo y Txesco a invitarnos al campamento y querían llevar a alguien para la previa, dijimos que sí y esa tarde nos fuimos. En Quimilí había montón de gente que nunca había visto.

Esa experiencia fue muy grande y de ahí empezó esa vida. Eso me marcó la vuelta al campo y de ahí un proceso de formación hasta hoy. La organización me ha enseñado un montón de cosas: solidaridad, compañerismo, sentirme militante. Esos 3 años de la Escuela de Agro fueron muy importantes. Los 17 que terminamos esos 3 años, entramos a la Escuela de Agroecología sin saber nada. Vivimos esa experiencia intensamente, como familia, como compañeros, y ver como se iban sumando más compañeros de otros lados. Hoy en la EA hay cumpas que han vivido en los barrios y eso nos llena un montón, nos demanda mucha tarea y trabajo, porque es difícil convivir. Esa mezcla ciudad-campo es para demostrarle al sistema que sí se puede, que es posible.

Ayer con algunos cumpas nos acordábamos de cómo Román hacía 40km en bicicleta; ese cumpa venía y capaz estaba 2 o 3 días sin poder volver a la casa, porque llovía. Nosotros venimos porque nos sentimos parte de esto, venimos porque hay algo adentro que nos mueve. Muchos han quedado en el camino. La experiencia se puede dar a conocer por medio de testimonios, porque cada testimonio es diferente, eso ayuda a sumar. La escuela de Agroecología del MOCASE Vía Campesina, inicia su segundo cuatrimestre 2014 en territorio comunitario en resistencia.

Luego de 2 años de funcionamiento y trabajo, en la localidad de Jocolí, al norte de Mendoza, la Escuela Campesina de Agroecología, cuya dirección está a cargo de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), ya cuenta con el reconocimiento oficial para funcionar autónomamente.

La semana pasada, mientras transcurría el periodo presencial de la Escuela Campesina, hemos tenido una gran conquista. El lunes 19 se firmó, junto a la Dirección General de Escuelas, el convenio de creación de la Escuela Campesina de Agroecología, una escuela surgida desde nuestras comunidades, desde familias campesinas que luchamos por una educación liberadora y no domesticadora. La educación para nosotros y nosotras no se reduce a un aula, como símbolo de estudio, la entendemos como un proceso permanente, en cada mateada, en cada encuentro, en el diálogo e intercambio de saberes, en la convivencia, en el trabajo colectivo y voluntario, en los momentos de debate y reflexión, en la producción. Son momentos y acciones que sintetizan nuestra idea de educación, lo que nos permite transformarnos en hombres y mujeres nuevos que contribuyan y luchen por un mundo más humano. Esta conquista nos desafía aún más a redoblar los esfuerzos, fortalecer el estudio y la formación de educandos y educadores. En el marco de estos diez años de lucha campesina seguiremos luchando porque la educación campesina y agroecológica sea un derecho efectivo para todo el pueblo. Argentina, la escuela campesina de agroecología en Mendoza logro la aprobación oficial, 2012.

“El estudio no se mide por el número de páginas leídas, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”, dijo Paulo Freire. Más de 160 jóvenes provenientes de las diversas provincias que componen nuestra Argentina se dieron cita en Mendoza entre el 22 y el 27 de junio en la Escuela Campesina de Agroecología de la Unión de trabajadores rurales Sin Tierra-UST en Jocolí, Lavalle. Esta semana se pudo concretar la propuesta que se venía trabajando en el Colectivo de Formación y Educación del Movimiento Nacional Campesino Indígena-MNCI, desde hace años, de poder reunir las distintas experiencias educativas y formativas que se vienen trabajando en las distintas organizaciones territoriales que componen al MNCI. Los reunidos analizaron el rol estratégico de los procesos de formación en construir los movimientos sociales y emancipar a los pueblos, porque hay convencimiento de que se camina día a día basándose en otra forma de concebir a la educación como parte de la vida campesina, garantizando la directa relación entre la teoría y la práctica, en el análisis crítico de la realidad para construir alternativas al sistema capitalista. La metodología y los métodos empleados en los distintos talleres programados se trabajan desde la concepción de la educación popular, con la agroecología en sus dimensiones políticas, sociales y económicas como antagónica al agronegocio.

La mística de cierre de este primer encuentro hizo hincapié en que nosotros somos historia y hacemos historia, porque tenemos recuerdos, memoria e identidad. I Encuentro Nacional de Escuelas Campesinas de Agroecología —Jocolí, Lavalle, junio 2015

Una organización que reúne a unas 10 mil mujeres campesinas e indígenas de Chilelanza un instituto de agroecología para el campesinado femenino del sur americano.

La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) capacita desde hace años a miles de personas a través de la red internacional La Vía Campesina y trabaja con base en la soberanía alimentaria. El Instituto de Agroecología de las Mujeres del Campo, al que pusieron la sigla IALA, será el primero de América Latina destinado sólo a un público femenino y se emplazará en la localidad de Chépica, 180 kilómetros al sur de Santiago, en el poblado de Auquinco, “agua que resuena” en lengua mapuche. “Perseguimos no un sueño, sino un reto”, dijo a Tierramérica la directora internacional de Anamuri, Francisca Rodríguez, encargada del IALA. El proyecto tiene un centro político, “la producción de alimentos para resolver los problemas del hambre”, precisó. “Es fundamental buscar los caminos que nos permitan seguir sobreviviendo y existiendo como un sector importante de la agricultura en medio del ataque feroz hacia los campesinos, que tiene que ver con los sectores productivos, pero también con los modelos de consumo”, añadió. La formación del IALA se orienta a defender la agricultura familiar campesina, dijo. Es un esfuerzo por sumarse a “la gran tarea” de los Institutos de Agroecología de América Latina de los que tomó su sigla, puntualizó.

En la historia de la agricultura chilena, el hombre siempre dominó la escena, con la mujer “relegada al ámbito doméstico, el procesamiento de alimentos, la manutención de la casa y la crianza de animales menores”, dijo a Tierramérica el antropólogo Juan Carlos Skewes. Pero “está olvidada su contribución, para mí fundamental, al trabajo agrícola y al proyecto de desarrollo alternativo que es la huerta”, añadió. Campesinas de Chile enseñarán agroecología a la región, Marianela Jarroud, enero 2014

La escuela nacional de agroecología de Anamuri, forma parte de un caminar iniciado hacia la creación del primer Instituto Latinoamericano de Agroecología (IALA) para las mujeres en Chile y el continente, teniendo entre sus objetivos el fortalecer la identidad campesina y tomar como referencias experiencias de procesos formativos de los IALAs de la CLOC-Vía Campesina. Anamuri trabaja arduamente por reconstruir la casa que será el lugar de encuentro de las mujeres del campo, determinado como centro de formación para el futuro Instituto Latinoamericano de Agroecología. En la Escuela Nacional de Agroecología participan alumnas que estuvieron en la primera etapa de formación, correspondientes a las escuelas interregionales de agroecología. Por tanto, la escuela nacional se constituye en la segunda etapa formativa que desde Anamuri se ha diseñado en términos curriculares, incorporando contenidos políticos y prácticos que engloban el sentido y desarrollo de la agroecología. Chile: Escuela Nacional de Agroecología “Sembradoras de esperanzas”, mayo 2015

A más de 20 años de formación política de la CLOC-Vía Campesina y con el objetivo de establecer líneas políticas que ayuden a reafirmar un plan de acción común de agroecología de los distintos procesos de la formación en las organizaciones, se reunieron los Institutos de Agroecología de Latinoamérica (IALAs) y escuelas agroecológicas emergentes. En la Escuela Latinoamericana de Agroecología (ELAA), en Lapa (Paraná), Brasil, se festejó su décimo aniversario de funcionamiento y, paralelo al desarrollo del curso de formación política del Cono sur que allí se realiza, se desarrolló el seminario de Agroecología de CLOC-Vía Campesina, del 28 de junio al primero de julio.  En el seminario se presentaron las experiencias de los IALAs y nuevos procesos, entre ellos la Escuela Latinoamericana de Agroecología (ELAA); la Escuela Nacional Florestan Fernández; el IALA Amazónico y la Escuela Milton Santos, de Brasil; el IALA Paulo Freire de Venezuela; el IALA Guaraní de Paraguay; la Universidad Campesina (Unicam) de Argentina; el IALA José María Cano de Colombia; el IALA mujeres Chile; la Escuela Campesina Francisco Morazán de Nicaragua y la Escuela Nacional de Agroecología (ENA) de Ecuador.

Los debates giraron en torno al sentido de la formación, las metodologías, los contenidos, las mallas curriculares, los comités políticos pedagógicos y la difusión. Además, visibilizaron las dificultades y proyecciones. Se propuso que la formación política en cada proceso, debe propender en CLOC-Vía Campesina a la formación permanente y contribuir a la vivencia de una nueva ética y nueva moral hacia la emancipación humana desde una perspectiva de género. También se visitaron y realizaron trabajos voluntarios en algunas de las experiencias de producción agroecológica que hay entre los asentados. El colectivo de participantes al seminario compartió espacios culturales y de mística con los estudiantes de la ELAA y con los niños y niñas de la escuela municipal do campo contestado, en donde estudian los hijos de los asentados, militantes de luchadores del Movimiento Sin Tierra, MST.  Brasil: Culminó seminario de Agroecología CLOC-LVC en la ELAA, julio 2015

Quienes son protagonistas de esta transición tienen que superar las categorías de consumidores o productores, hacia una nueva categoría de ciudadanía productiva y responsable. La construcción del nuevo sujeto rural es tarea de la educación. Un proceso realizado por los movimientos sociales para su propia juventud, con el objetivo de multiplicar y profundizar la conciencia agroecológica entre las bases del campesinado afromesoamericano. Una estrategia de resiliencia y construcción. Nuestra metodología: Metodología “Campesino a Campesino” Educación Popular en el Campo (CAC). Nació en Guatemala en los 1970, llegó a Honduras, México y Nicaragua más tarde y llegó a Cuba en 1998 y se convirtió en tarea orgánica de cada militante en cada nivel de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Ahora la producción campesina constituye 75% de los alimentos con 25% de la tierra. La CAC es la metodología para construir agroecología y se basa en las cooperativas. Las acciones principales son asambleas, talleres, intercambios de experiencias, ferias de agrobiodiversidad y la formación de tres niveles de actores: promotor, facilitador y coordinador. Campesinos y campesinas constituyen juntos el grupo meta del movimiento. Los promotores son campesinos y campesinas con buenos resultados mediante prácticas agroecológicas y una vocación de servicio a la comunidad. Los facilitadores son personas de la cooperativa, comunidad o localidad que tengan la vocación, la capacidad de comunicación y el tiempo disponible para facilitar el proceso de promoción y multiplicación de prácticas agroecológicas. La persona coordinadora es alguien de la organización campesina capacitada para coordinar a los grupos de trabajo del movimiento. A los 10 años del movimiento agroecológico, hay más de 200 mil productores y sus familias involucradas. Conclusión: CAC más el compromiso de una organización campesina es la metodología para transformar la máxima cantidad de sistemas productivos hacia la agroecología. Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) Mesoamérica: pedagogía de esperanza para la soberanía alimentaria.

Fundado en 2008, el Instituto sintetiza las prácticas políticas y productivas de los movimientos latinoamericanos. El IALA Guaraní se propone articular a los sujetos del campo que viven procesos de luchas y resistencia en el país mediante acciones con universidades, investigadores, movimientos sociales y campesinos que fomentan la formación, escolarización e intercambio de experiencias agrícolas con énfasis en los principios de la agroecología. “El IALA Guaraní es un marco en la construcción de la integración latinoamericana teniendo como base la educación popular”, dice el estudiante boliviano, Eusebio Fernández. Para él, este proceso es una “síntesis de las prácticas políticas y productivas de los movimientos latinoamericanos que hacen que el internacionalismo, la integración y el intercambio de experiencias sean aspectos formadores de la práctica política del Instituto”. La estudiante paraguaya Celenne Núñez ve en el Instituto una manera de producir nuevos saberes a partir de reformular el proceso de aprendizaje, teniendo la realidad como foco de investigación para la transformación. “Podemos decir que no hay ninguna escuela en Paraguay que se compare con el IALA Guaraní. Tenemos una escuela popular que abre las puertas a los campesinos, los indígenas y todos aquellos que tienen dificultades de acceso a la educación formal. Somos privilegiados en comparación con otros jóvenes del país que quieren estudiar y no pueden. En el IALA no nos forman sólo en lo técnico, también políticamente”. El estudiante brasileño, Jonathan Piva, comenta que “la agroecología es una práctica de producción ancestral, una bandera de lucha de las organizaciones y, además, es también un modo de vida fundamentado en la soberanía y la autonomía campesina”. El IALA de Paraguay fue fundado en 2008, pero llevó algunos años para asentarse definitivamente en el país. El Instituto surgió en un momento de efervescencia de la política local. Durante tres años consecutivos (2009 a 2011), fue realizado en su sede y a modo de acompañar su fortalecimiento, el Curso Cono Sur de Formación para militantes de base, de La Vía Campesina. Durante ese periodo de consolidación, el IALA Guaraní sufrió varios ataques de la prensa nacional vinculada a la oligarquía, cuyo objetivo fue desestabilizar su proceso de construcción. La escuela fue criminalizada por parte de cierto sector del gobierno que la acusó de ser un local de formación de guerrilla que tenía al bolivarianismo como expresión metodológica. Los ataques duraron cerca de cinco años. Esto obligó al IALA a construir una alianza política con grupos, organizaciones y movimientos populares de las áreas rurales y urbanas para reforzar y salvaguardar sus objetivos. El IALA Guaraní participó de innumerables actividades y eventos, en una perspectiva solidaria. [...] En medio de esas circunstancias, se yergue el proyecto educacional del IALA Guaraní, en la medida en que se destina a contribuir a los procesos de cambio social y enfatiza en la búsqueda de la justicia y humanización de la sociedad, garantizando la consolidación de los procesos transformadores. IALA Guaraní: formación política y experiencia agroecológica en Paraguay.



4 de junio de 2016

MANEJO FORESTAL TRADICIONAL: PLAN DE MANEJO FORESTAL DEL PUEBLO GUNA, PANAMA

Geodisio Castillo

A partir del año 80, en Gunayala ha ocurrido muchos eventos relacionados con la conservación de los recursos naturales, diversidad biológica y cultural. La planificación estratégica fue la base para direccional la búsqueda de alternativas viables y sostenibles por el desarrollo de la Comarca desde adentro. Hay informes o experiencias de dichas actividades, pero muchos de ellos no son conocidas por falta de publicidad. Y la que presentamos es sola una de ellas (resumen). Dichos estudios o informes deben reposar en la oficina o en la biblioteca del Congreso General Guna, porque finalmente al Congreso se le entregan los informes.

 RESUMEN

1.                  INTRODUCCIÓN

El estudio de las actividades de manejo forestal de los agricultores gunas de Panamá tuvo la finalidad en obtener información general sobre el uso de la tierra, particularmente en la producción forestal y agroforestal guna y estudiar en la medida en que el desarrollo de estos sistemas tradicionales podría mitigar el cambio climático minimizando el avance de la agricultura de tala y quema a los bosques existentes en el área de estudio.
 
Llevando sustento a la casa, Gardidummad (río). Foto: Gubiler
El interés que existe en innovar y desarrollar el manejo forestal y los sistemas agroforestales tradicionales obedece al interés y la necesidad del pueblo guna para mejorar su calidad de vida en primer lugar a nivel económico, socio-cultural y ecológico. Algunos estudios o informes realizados, previo al actual (Castillo y Beer 1983; De León 1988; Castillo y Amador 1995; Castillo 2001, 2006), recomiendan hacer mayor estudio sobre los sistemas de manejo forestal, agroforestal y recursos genéticos gunas a partir del conocimiento tradicional.

Este estudio nos ofrece información general que permita orientar a la población para mejorar e innovar el manejo forestal y agroforestal tradicional y facilitar información sobre los diferentes productos forestales que requiere la población para satisfacer sus necesidades básicas alimentarias, económicas y ambientales.

La comunidad de Cangandi de la Comarca Gunayala, tuvo el reto de aplicar los conocimientos tradicionales de manejo forestal y agroforestal bajo el diseño o guía de un Plan de Manejo Forestal Participativo (PMFP).  Al igual otros cuatro planes de manejo forestal participativo fueron elaborados para las áreas de Nergala, Narwadi, Niadub y Ubgisucun. El trabajo fue realizado por un equipo técnico de profesionales gunas con participación de las comunidades mencionadas.

La forma utilizada para conservar acceso a la tierra en Gunayala, es la plantación de árboles útiles en sus sistemas agrícolas, asociado a una gran diversidad de especies vegetales, denominado nainu[1] por los gunas, lo que además permite una gestión sostenible de los suelos de ladera, muy frágil a la erosión. La agricultura de nainu (Castillo y Beer; 1983; Castillo, 1985), también es practicada en tierras planas costeras y aluviales. Se caracteriza por una serie de actividades: cultivos en nainu, roza, tala y quema, recolección, caza y pesca. Aprovechamiento de métodos naturales para la renovación de la fertilidad de los suelos, sobre todo el método de «rotación de tierra o parcela» en nainu serred (bosque secundario).

El manejo forestal bajo el sistema de agricultura de nainu, asociado a una gran diversidad de especies forestales y vegetales, sustituye de una u otra forma al bosque, por lo tanto, hace su función de servicio ecológico de mitigar el cambio del clima y sirven de cinturones para que lo agricultores gunas no avancen a los bosques naturales de la cuenca alta.

Cada vez se reconoce más el valor de los sistemas de conocimientos locales del ambiente y los sistemas indígenas de ordenación de los recursos, anteriormente considerados arcaicos, antieconómicos, causa de deterioro del ambiente, hoy se considera como una estrategia de aprovechamiento forestal ecológicamente viable (Cox y Atkins, 1979; Warner, 1994; Memoria, 1999).

Sin duda estas prácticas ancestrales tienen un gran mañana para los pueblos como los gunas. Pues la vida del pueblo guna gira alrededor del bosque y sus recursos vivientes. El amplio conocimiento del ambiente y de los recursos naturales, ha mantenido la existencia del pueblo guna hasta hoy en día y no necesita reducir las emisiones producto de la deforestación y la degradación forestal (REDD) y contribuyen a la conservación, el manejo sostenible y el mejoramiento de las existencias de carbono de los bosques (REDD+).

2.                  MANEJO FORESTAL TRADICIONAL

El manejo forestal y los sistemas agroecológicos y/o agroforestales tradicionales gunas siempre tienen una relación ecosistémico o intrínseco. Estos conocimientos siempre han sido actividades ordenadas y planificadas dentro de las cuencas hidrográficas (Castillo 2001, 2006). Las cuencas como unidad de manejo natural siempre han integrado a los pueblos indígenas y su entorno. El pueblo guna aprovecha las cuencas hidrográficas para establecer sus parcelas agroforestales.

Hay pocos estudios sobre los conocimientos de manejo forestal y agroecológico tradicional (Castillo 2001, 2006), mientras los conocimientos se pierden. Castillo y Beer (1983), realizaron el estudio para obtener información general sobre el uso de la tierra, particularmente en la producción y manejo forestal y agroforestal, también para identificar los usos y manejo de árboles, plantas silvestres o cultivadas y los sistemas agroecológicos y/o agroforestales existentes en el área. Cita cuantiosa información de especies arbóreas y de especies cultivadas que se siembran en combinaciones, e infinidades de combinaciones multiestratificadas. Cita 72 combinaciones agroforestales, solamente para la región Gardi.

El uso de la tierra en Gunayala está cambiando. Se puede decir, que la práctica común hoy en día en una agricultura de nainu, son cultivos continuos de duración entre 1 a 6 años. Pero aún persiste el conocimiento de dejar, luego de los cultivos, las parcelas en descanso por más de 4 a 14 años (nainu nussuggwa - bosque secundario joven); actualmente muy pocos dejan que el nainu serred (bosque secundario viejo) se desarrolle hasta 20 años o más. La gran mayoría tiende a utilizar nainu maduled (rastrojo), de 1 a 3 años de descanso. Lógicamente cuando hay cultivos mixtos, hay la tendencia a alargar el tiempo de cultivo comparado con cultivos puros o monocultivos.

El pueblo guna o los agricultores necesitan rescatar los conocimientos tradicionales y los recursos genéticos sobre el uso de la tierra, si continúan con esta tendencia de acortar el período de barbecho, llevarán a la destrucción o deterioro del suelo o a la muerte del bosque, (ver, Esquema 1).

En la Comarca Gunayala, los sistemas agrícolas de nainu o parcela de siembra se desarrollan en seis categorías de tenencia: tierra heredada, tierra propia, tierra familiar, tierra comunal, tierra de asociaciones o grupos y tierra prestada. Pero este sistema se encuentra generalmente asociado al minifundio, bajo un régimen de propiedad familiar e individual: (a) propiedad parcelas privadas para usufructo y, (b) propiedad colectiva. A estas dos formas de categorías de manejo de la tierra, una tercera forma de uso de la tierra es el (c) uso tradicional de recursos de los bosques.

El conocimiento del suelo a través de la vegetación original y/o secundaria existente, del tiempo o el clima son factores decisivos en la agricultura o tipo de cultivo que se debe sembrar en la parcela o el sistema de manejo que se debe aplicar. Por lo tanto, el agricultor guna zonifica el uso de la tierra, para su mejor manejo, basado en su conocimiento tradicional, tomando en cuenta a la cuenca como la base de la planificación y el nainu como la unidad de trabajo.

El uso de la tierra bajo sistema agrícola de nainu se basa en el ciclo de barbecho. Sin embargo, existe la tendencia que el ciclo largo de barbecho (60 años o más) va disminuyendo a un ciclo de barbecho corto (10 años o menos), ver esquema 1.

El barbecho o barbecho forestal, es la vegetación que crece en un área durante un período de descanso, que por lo general no es suficientemente largo para que reaparezca la vegetación original.

En el uso de la tierra hay una secuencia que se inicia con el barbecho de bosque (propiamente la roza), barbecho de matorral, barbecho de malezas, cultivos anuales y cultivos múltiples.

Se pueden distinguir dos tipos de barbechos:

  • barbecho económicamente mejorado, donde las plantas económicas son introducidas al barbecho y;
  • los barbechos biológicamente mejorados, donde las plantas son introducidas por su capacidad de restaurar la fertilidad del suelo o suprimir el crecimiento de malezas


El objetivo de dejar que el suelo descanse, es para desarrollar o regenerar una vegetación de barbecho compuesto de arbustos y árboles, la cual poco a poco restablece la capa vegetal del suelo.

Dentro de las tenencias de tierra mencionadas, los diferentes sistemas agrícolas de nainu que practican los gunas son las que se describe a continuación:

Sistema bosque-cultivos temporales-barbecho, o cultivo en tierras de laderas
Esta práctica se realiza en laderas, donde la vegetación se seca rápidamente y el viento y la lluvia contribuyen a lavar pronto la poca capa fértil del suelo. Conociendo eso el agricultor practica la agricultura en forma secuencial o cíclica de parcela rotativa basada en el barbecho planificado. El ciclo de corte y quema tiene seis etapas: la selección del sitio, desbroce, quema, plantación, deshierbe y protección, cosecha y barbecho.

El bosque original (neg sered o nainu sered) se corta, se aprovecha los materiales del bosque, en algunos casos se quema los residuos y la tierra se cultiva por pocos años (3 a 5 años). Los agricultores conocen que la fertilidad del suelo está relacionada a la existencia de los árboles. Por eso prefieren trabajar la tierra en bosques maduros, porque saben que pueden obtener buenos cultivos.

Las parcelas desbrozadas y quemadas, se utilizan primeramente para los cultivos de maíz (oba – Zea mays), oros sibbu (Oryza sativa) u oros ginnid (Oryza rufipogon), o cereales que exigen mayores nutrimentos. En la etapa de barbecho que sigue antes de la siembra de la mama o yuca (Manihot esculenta), la maleza no tiene tiempo de crecer. De ahí sigue el cultivo de mama que no requiere o tolera suelos no muy buenos como la competencia de las malezas. En esta primera etapa de nainu, el aprovechamiento de los cultivos anuales, que requieren mucha luz solar, cambia gradualmente por los cultivos tolerantes a la sombra, como el otoe (Xanthosoma sagittifolium.), cacao (Theobroma cacao), plátano o banano (Musa sp.), entre otros; junto a los árboles o frutales forman estratos diferentes.

Según Castillo (1985), como por lo general las parcelas que se sitúan allí están en zonas de naba ginnid o nabsaa (suelo arcilloso rojo y pesado), los cultivos no pasan de 1 a 3 años, en algunos casos hasta 5 años y dejado en barbecho por 15 a 20 años o más. En naba goroguad (suelo de color chocolate claro) de textura más liviana el barbecho es de 4 a 8 años.

Durante el desbroce se acostumbra proteger plantas y árboles valiosos que sirvan para madera para construir cayucos, artesanía entre otros, medicina y frutas, como el roble (Tabebuia pentaphyla), el almendro del monte (Dypterix panamensis), el espavé (Anacardium excelsium), la jagua (Genipa americana), la guaba (lnga sp.), entre otros. En el terreno desmontado pocas veces se trata de sembrar consecutivamente el mismo cultivo. La experiencia les indica, que los cultivos intercalados y/o mixtos, dan mejores resultados.

El nainu sigue su ciclo hasta llegar a su etapa de neg sered, por un período de recuperación de 30 años o más. La sucesión natural puede recomenzar y, muchas veces, estas prácticas contribuyen activamente al restablecimiento final del bosque (Warner, 1994).

Sistema agricultura-agrobosque-agricultura o huertos familiares
Este sistema juega un papel muy importante entre los agricultores guna y de hecho de la familia. Esta práctica agrícola es de uso intenso, y se realiza en zonas costeras o planas de suelos aluviales o en naba sissid (suelo negro). Este suelo es el más preferido por ser un suelo fértil que puede mantener la producción de los cultivos por largo tiempo (de 5 a 10 años) y dejarlo en barbecho por menos tiempo. El uso del fuego controlado es más frecuente, para eliminar la vegetación secundaria.

Huertos ribereños de «buggi» (Ipomoea sp.)
Este sistema es temporal, porque los terrenos se preparan en diciembre, apenas bajan los ríos, dejan acumulada arena aluvial. En este terreno, ubicado a las orillas de los ríos se preparan pequeños huertos; es decir, cortan o limpian las plantas herbáceas llamadas puggi, que crecen a lo largo de las orillas de los ríos. Estas plantas si no son quemados se cortan y los dejan pudrirse, sirven de abono orgánico o verde. En estos suelos aluviales rico en nutrientes, húmedo y de buen drenaje, los agricultores los aprovechan para la siembra de oba antes de la lluvia, porque con la lluvia estos terrenos son inundados.

Huertos en islas coralinas
Tradicionalmente las islas coralinas han sido utilizadas para plantaciones de cocales (Cocos nucifera). Pero éstas siempre se encuentran asociadas al cultivo de masi y frutales.  A esta asociación también se le asocia animales silvestres, como la iguana verde y los cangrejos. Son animales consumibles. Actualmente las plantaciones de coco se encuentran en su etapa senil. La renovación de estas plantaciones es necesaria, si se quiere mantener la producción sosteniblemente.

Sistema agricultura con árboles en linderos
La característica más sobresaliente de este sistema tradicional es la utilización de diferentes combinaciones de árboles y frutales como sombra de cultivos anuales y/o perennes en policultivos. Los árboles, principalmente las frutales, como mango (Mangifera indica), aswe (Persea americana), nalub (Bactris gasipaes) entre otros, se encuentran en el perímetro del nainu, o parcelas, sirviendo como linderos; porque en los nainugan no existen cercos o alambrados.

Si las parcelas no mantienen cultivos anuales, las parcelas se dejan en nainu maduled, es decir, en rastrojos, otra forma de barbecho, manejados para aprovechar la producción de leñas y postes para construcción.

Uso tradicional de recursos de los bosques
Al mirar hacia las montañas desde la comunidad, lo que uno inmediatamente admira es la vestimenta verde del bosque: bosque secundario viejo (neg sered -más de 90 años), desde hasta unos 200 msnm, pero no así al que llaman sabbur o nabsaagan (bosque virgen). El bosque virgen no existe, ha sido aprovechado en forma sostenible, por la recolección de plantas medicinales y alimento, sacar productos forestales no maderables (PFNM), como la paja toquilla o bellota Cardulovica palmata, raicilla Psycotria ipecacuanha, palma werug (Manicaria saccifera Gaertn.) y sosga (guágara - Crysophila warscewiczii), que sirven para techos de casa, ila (jira - Socratea exorrhiza), irsu (corneto - lriartea deltoidea), signugar o masque caña brava (Bactris sp., coloradensis), masar (caña blanca Gynerium sagitattum), para paredes de casa, entre otros; sacar selectivamente maderas para construcción y artesanía.

Según Castillo y Beer (1983), el pueblo guna utiliza 36 especies de árboles que sirven para construir cayucos. Para leña utilizan 32 especies, para la construcción de chozas tradicionales se utilizan 40 especies de árboles que sirven de postes o estructura. Muchos productos forestales y no maderables provienen del bosque para uso artesanal, medicinal y alimento (Ver, Cuadro 1). El mejor techo de una vivienda guna y con duración hasta más de 20 años aproximados es la hoja de la palma werug (Manicaria saccifera), muy cotizado entre las comunidades, el valor de la hoja se encuentra entre los 0.20 a 0.25 centavos el balboa. El sargi (Heteropsis oblongifolia)[2], es una liana, planta que germina sobre el suelo y las plántulas trepan a un árbol huésped en el dosel bajo. Una vez que el tallo se ha establecido, descienden las raíces aéreas y eventualmente maduran y se expanden en el suelo. Las raíces fuertes y flexibles de esta liana sirven como material de amarre en construcción de viviendas guna y también sirven en cestería.

             Cuadro 1. Productos No Maderables explotadas en la comunidad de Cangandi

Especie
Nombre común
Parte aprovechada
Clase de tamaño
Estrato Bosque Primario
Heteropsis oblongifolia)
Welfia georgii
Osteophloem platyspermum
Socratea exorrhiza


Bejuco real
Palma Conga
Sabba (guna)
Palma jira

Bejuco
Hojas
Madera
Tronco


Planta adulta
Juveniles y adultos
Árboles
Adulta

Del bosque se saca materia orgánica como abono natural. Los agricultores guna utilizaron los recursos naturales renovables en la aplicación de abonos naturales u orgánicos, tales como güiba - coquillo (Jathropha curcas), obser - cycas (Zamia skinneri y Z. cunaria), masar - caña blanca (Gynerium sagittatum) su parte blanda, sichi o sabdur - jagua (Genipa americana) triturada para mezclarlos con las semillas y también igli-sa para mezclarlos con la tierra, donde se van a sembrar. Entonces la presencia de hormigueros es importante, pero no cerca de las parcelas cultivadas.

El bosque ofrece muchos servicios para el pueblo guna, los árboles o plantas como sangre de drago (Croton lechleri), especie pionera que crece en claros o rozas abandonadas, ambiente ideal para que el Croton crezca rápido vertical y en diámetro. Además, tiene la capacidad de rebrotar a partir de estacas cortadas. Así como la uña de gato (Uncaria tomentosa), el Croton tiene una estrecha asociación con desmontes antrópicos, los cuales indican en conjunto un alto potencial para el manejo, conservación y restauración de tierras (Alexiades 2004).

Esta forma de seleccionar, regenerar y plantar árboles para restablecer la fertilidad del suelo, se llama barbecho mejorado. En otras palabras, si lo dejamos más tiempo estamos alimentando a la Madre Tierra, lo estamos nuevamente vistiéndola de verde, estaríamos conservando la biodiversidad, los recursos genéticos y restaurando la tierra. Estaríamos protegiendo los bosques donde hay lugar al galu (sitio sagrado, con ecosistema muy particular).

Finalmente, si los conocimientos tradicionales son diseminados como tal y las que se están perdiendo son rescatados, y se promueve la protección y el uso sostenible de la agricultura de nainu y de los bosques, si los derechos de los pueblos indígenas son reconocidos en su totalidad, y si el financiamiento sostenible es puesto en su lugar, entonces las nuevas políticas hacia los bosques y el clima podrían ofrecer oportunidades para resolver asuntos de derecho territorial de larga lucha, promoviendo una conservación comunitaria de los territorios y una administración descentralizada de los bosques de base comunitaria.

Referencias:

Alexiades, M. N., 2004.  Sangre de drago (Croton lechleri). En: Explotando el mercado verde: certificación y manejo de productos forestales no maderables /Patricia Shanley y otros (eds.) /. Pueblos y plantas, Norad comunidad. 150-169 pp.

Castillo, G. y J. Beer, 1983. Utilización del bosque y de sistemas agroforestales en la Región Gardi, Kuna Yala (San BIas), Panamá. CATIE/UNU, Turrialba, Costa Rica. 55 p.

Castillo, G., 1985.   Es sistema de "nainu" en Kuna Yala: Perspectivas para el desarrollo. Abya Yala, año I, No. I, Centro de Investigaciones Kuna, Panamá. 2- 12 pp.

Castillo, G. y C. Amador, 1995.   Informe Final a la Organización Internacional de Maderas Tropicales (OIMT) sobre el Pre-proyecto: Elaboración de plan de manejo integrado para el Corregimiento No.1 de la Comarca Kuna Yala (100,00 has.), con miras al desarrollo agroforestal (18,000 has.), bosques de producción (22,000 has.) y protección de cuencas (60,000 has.). PEMASKY/AEK, Panamá. 17 p.

Castillo, G., 2001.   La Agricultura de “nainu” entre los Kunas de Panamá: Una Alternativa para el Manejo de Bosques Naturales. Etnoecológica, Vol. 6, No. 8, 84-99 pp.

Castillo, G., 2006.   Capacitación en técnicas de agroecología según los conocimientos tradicionales indígenas. Período: del 8 de mayo al 15 de junio de 2006. PMII, ACICAFOC, CICA, CCAD. Panamá, República de Panamá, septiembre de 2006. 60 p. + 5 anexos.  Informe final del consultor

Cox, G. W. y Atkins, M.O., 1979. Agricultural Ecology. San Francisco: W.H. Freeman and Co.

De León Guerrero, A., 1988. Uso actual de la tierra y la aptitud de la tierra con respecto a los sistemas agroforestales en la cuenca del río Gardi Dummat, Kuna Yala, Panamá. Tesis para optar al grado de Mg. Sc. Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Subdirección General adjunto de Enseñanza, Programa de Posgrado. Turrialba, Costa Rica. 179 p.

MEMORIA, 1999.   Segunda Jornada Indígena Centroamericana sobre Tierra, Medio Ambiente y Cultura, 26 de julio al 1 de agosto de 1999. El Salvador, C.A. 560 p.

Warner. K., 1994La agricultura migratoria. Conocimientos técnicos locales y manejo de los recursos naturales en el trópico húmedo. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Desarrollo Forestal Comunitario, Nota 8. Roma. 80 p.



[1] Semánticamente, "nainu" significa "tierra propia" o parcela de siembra
[2] Dos estudios científicos recién realizados y publicados en las revistas científicas Biotrópic y Ecology, indican que a medida que los bosques responden a tendencias climáticas secas, el aumento en la densidad de las lianas será una carga para los árboles que suprimirá el crecimiento y la diversidad de especies. Con apoyo del HSBC Climate Partnership Smithsonian estudia el efecto de lianas y cambio climático en bosques. El cual ayudará a esclarecer la historia de cómo los bosques responderán al cambio climático (alvaradom@si.edu, www.stri.org)